Opinión

Que Dios nos coja confesados

Que Pedro Sánchez es un peligro para España es harto conocido. Más que por él, un socialdemócrata de manual, por los socios que ha escogido para conseguir y mantener a toda costa el poder pasándose por el forro de sus caprichos los consensos más esenciales. Llegó a Moncloa con los votos de quienes habían perpetrado un golpe de Estado en Cataluña ocho meses antes y con los del partido que representa a quienes asesinaron a 857 españoles. Los chavistas podemitas no podían faltar en esa salsa, más que nada, porque no salían los números. Conquistó la Presidencia con 84 diputados, menos de la cuarta parte del Congreso. Sus 14 meses de Gobierno han sido un desastre con escándalos día sí, día también, empezando por su tesis fake y terminando por los fraudes fiscales o patrimoniales de cinco de sus ministros y las amistades peligrosas de la notaria mayor del Reino, Dolores Delgado. Dicho todo lo cual la economía no se ha ido al carajo aunque ha empeorado sensiblemente y el problemón catalán continúa como estaba pese a los coqueteos presidenciales con los catanazis. Y en puridad el Ejecutivo es hasta ahora genuinamente socialdemócrata. No cabe otra denominación a personajes de la talla de Borrell, Calviño, Robles, Montero o Ábalos, piezas angulares de un proyecto que comenzó enviando un mensaje de tranquilidad institucional. Lo que está por venir no tiene precisamente aires socialdemócratas. La mera inclusión de cuatro o cinco ministros de Podemos es para echarse a temblar. Los comunistas morados son filoindependentistas y siempre han banalizado el terrorismo de ETA. Tienen muy claro que hay que acabar con la Constitución del 78 e instaurar una República saltándose ese elemental principio, tan aplicado por los políticos estadounidenses, de que «lo que funciona no se toca». La parejita Ceaucescu, los Iglesias–Montero, van a ser desde fuera y desde dentro los indiscutibles protagonistas de la legislatura. Que Montero sea ministra es para echarse a temblar en términos intelectuales, no da el nivel, y morales. Sus tuits de antaño la delatan: «¡Todos los borbones a los tiburones!». Por no hablar de los elogios de su novio a ETA, «el terrorismo tiene explicaciones políticas», de sus invitaciones a «salir a cazar fachas» o de sus loas a la dictadura venezolana, a la que califica de «ejemplo democrático». No sé si el fin de España tal y como la hemos conocido está cerca pero desde luego lo parece.