Opinión

Esta vez sí acertó Sánchez

Los acontecimientos de los últimos días nos han dejado varias enseñanzas. La primera es que Rivera continúa desempeñándose como el brillante parlamentario que siempre fue. Su genial «Sánchez y su banda», que define a las mil maravillas la frentepopulista política patria, ha venido para quedarse. La segunda tampoco constituye novedad alguna: los podemitas son los tíos más embusteros que hay sobre la faz de la tierra. No le dicen la verdad... ni al médico. Ni siquiera cuando la certeza les viene bien echan mano de ella. Mienten patológicamente por tierra, mar y aire. Mañana, tarde y noche. Los años bisiestos y los que no lo son. En fin, siempre. Y Pedro Sánchez ha quedado como un auténtico prestidigitador, como el tipo que hace las mejores cobras del mundo. Su «sí, Pablo, pactemos» era más falso que Judas pero había que darle hilo a la cometa. Y a eso ha dedicado los tres últimos meses con brillantes resultados (aunque no lo parezca). Esto es como aquél o aquélla que quiere conquistar a alguien y le propone quedar todos los días y todos los días recibe una excusa diferente. A la segunda, la tercera o, como mucho, la cuarta se dará cuenta de que la contraparte pasa y no hay nada que hacer. Salvo que vivas en Babia, seas más tonto que Abundio o te llames Pablo Iglesias. No hacía falta ser el psicoanalista de Sánchez para colegir que tenía las mismas ganas de meterlos en el Gobierno que yo de ser faquir. De lo que conozco al jefe del Ejecutivo puedo afirmar y afirmo que el macho alfa podemita le cae peor incluso que Rivera. Y creo que el primer ministro, que siempre quiso nuevas elecciones, ha acertado esta vez haciendo un paripé que evita la entrada en el Consejo de Ministros de unos tipos indocumentados, cero de fiar y que son los comunistas más comunistas de Europa. Su presencia en el sanedrín monclovita hubiera provocado pánico en los mercados, en Bruselas, en el BCE y en cualquier español de bien. El sectarismo, la ilegalidad y la venganza hubieran estado a la orden del día. El jefe del PSOE quiere la abstención de Ciudadanos y/o PP y hace bien. Sería lo mejor para España. Pero olvida que para ello debería mandar a esparragar a toda su banda. Que mueva ficha. Mientras tanto, que se aplique su propia medicina: «No es no».