Opinión

"Baroncillos" domados

La impudicia no tiene límites para algunos dirigentes políticos. Ahora va a resultar que esos mismos «barones» socialistas que hicieron practicar a Sánchez hace dos años el vuelo sin motor, previa patada en las posaderas ante sus inclinaciones pactistas con grupos de dudosa vocación constitucional, no sólo silban y miran hacia arriba cuando contemplan la manera con la que se ha llegado al poder en Navarra, a mayor gloria de Bildu y escarnio de las víctimas del terrorismo, sino que han encontrado en el nuevo gobierno de centro-derecha en Madrid un objetivo perfecto que sumar a su particular elenco de enemigos de una España «unida y solidaria». Sin ningún tipo de rubor ni recato, los presidentes de comunidades gobernadas por el PSOE se lanzaban este verano, consumada la investidura de Isabel Ayuso, a un ridículo y enrabietado discurso del «Madrid nos roba» que casi deja en mantillas al repetitivo canturreo del más rancio soberanismo catalán.

Parece que los Lambán, García Page o Fernández Vara tienen un problema con el hecho de que otro gobierno regional –¡condenable sacrilegio!– pretenda bajar la presión fiscal a sus sufridos contribuyentes, –otra vez ese dichoso empeño de la derecha– cuando lo idóneo según el catecismo de estándares «progresistas» es freír a impuestos a los ciudadanos. A estas alturas del guión, quienes pretenden situar a Madrid –siempre Madrid en la diana– como un paraíso fiscal y referente de insolidaridad interterritorial, en el fondo lo que ignoran son las razones de peso por las que el centro-derecha, en unas condiciones poco esperanzadoras tras el batacazo de las elecciones generales ha conseguido el gobierno en el gran emblema y santuario político nacional. Ignoran que en la capital estatal, el carmenismo acabó pagando su olvido y abandono de los barrios periféricos en favor del «glamour» de coloridos desfiles del centro bohemio y que en la Comunidad, el programa fiscal del educado y atemperado Gabilondo producía auténtico pánico a cualquier madrileño que se tomaba la molestia de leerlo. Existen políticas encaminadas a bajar impuestos que mejoran la vida de la gente sin dejar de ser solidarias con el resto de territorios, como existen políticas que aumentan la presión fiscal y no por ello se es más solidario ni se mejora la vida de los ciudadanos. Los dirigentes autonómicos socialistas lo saben, como saben que prometer más libertad resulta tan sencillo y complicado a la vez como permitir una apertura de comercios en festivos que, sin ir más lejos, llevó este pasado día 15 a no pocos castellanos a los centros comerciales madrileños mientras los dirigentes del PSOE daban la «bienvenida» a Ayuso. Prometer más libertad supone también todo lo contrario de lo que se hace con el idioma y símbolos nacionales en algunas escuelas de Cataluña. Señores «barones» socialistas, bien domados y adaptados a la era sanchista, no desvíen el tiro, los problemas son Otegui, Torra o la expulsión de guardias civiles en Navarra entre otros, no un Madrid que «también a nosotros nos roba». No cuela.