Opinión
Vox sobra en las provincias pequeñas
Errejón es una bendición. Una bendición del cielo que puede acabar convirtiéndose en una patada en salve sea la parte a quienes la han creado: los señores de Moncloa y sus cuates de Ferraz. Más allá de eso, es obvio que el político con cara de bebé llega con dos noticias: una buena y otra mejor. La primera es que la extrema izquierda edulcora al menos sus formas con un tipo moderado en su dialéctica y que avanza sin prisa pero sin pausa hacia el posibilismo al más puro estilo de los comunistas que acabaron en el PSOE durante la Transición. La segunda es que el combate derecha-izquierda, que antes estaba mortalmente descompensado, queda ahora igualado a más no poder con un 3 contra 3 que provocará más de un infarto y no precisamente a este lado del espectro político. Porque, no nos engañemos, en la batalla por los restos Más País puede hacer mucho más daño del que sospechamos a Podemos y PSOE. Conclusión: la derecha tiene ante sí una ocasión que hace dos semanas, cuando Errejón no había salido de la cueva, no pasaba de constituir un bonito sueño, tan bonito como imposible. El problema es que en el bloque de la derecha hay el mismo número de formaciones que en el de la izquierda y, además, el pacto Sánchez-Errejón plantea la ausencia del ex podemita de esas circunscripciones pequeñas en las que un sufragio puede decidirlo todo. A Maroto no se lo van a decir ni a contar: en las generales se quedó sin el eterno escaño popular por Álava en favor del bilduetarra Iñaki Ruiz Pinedo por 384 votos. Cabe recordar que el PP hubiera estado cerca de la victoria total en Álava si Ciudadanos, que se metió en el zurrón 7.039 papeletas y cero escaños, y Vox, que tuvo el favor de 5.587 alaveses y se quedó también fuera de la Cámara Baja, hubieran hecho mutis por el foro. Conclusión de la conclusión: Ciudadanos y muy especialmente Vox deberían hacer un servicio a la mayoría natural de este país, olvidándose de las provincias donde no tenían ni tienen nada que hacer, menos aún ahora que las encuestas pronostican un subidón del PP. Este gesto de magnanimidad y patriotismo allanaría el camino para echar de Moncloa al socio de Torra, Bildu y Errejón, que no es otro que el socio frustrado de Iglesias. Ley D’Hont en la mano, lo que no son cuentas son cuentos.
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