Opinión

Sánchez se la pega

El ordagazo de Pedro Sánchez degeneró anoche en gatillazo. Se las prometía muy felices, su gurú pagado con dinero público, el embustero Tezanos, nos auguraba 150 diputados y al final su jefe se ha quedado en 120. Y, obviamente, ahora lo tiene sustancialmente más complicado para gobernar. Aunque la mayor parte de los medios lo oculte en el día de hoy, que lo ocultará, lo cierto es que el presidente ha perdido tres escaños, lo cual es ciertamente poco en términos parlamentarios, pero un mundo en voto popular, alrededor de 800.000. Lo que pasa cuando mientes más que hablas, conduces a tus gobernados a una nueva ruina made in PSOE, exhumas momias en campaña, tiras de Falcon hasta para irte de fiesta y te comportas como un monarca absoluto. Claro que nada que ver con el apocalipsis de Ciudadanos, que saltaron a esta arena electoral con 57 diputados y ahora ven cómo 47 de ellos se quedan en el paro. Eso sí: el arrogante Rivera, que iba de presidente por la vida sin haber ganado jamás unas generales, se aferra a la poltrona pese a haberse pegado una galleta que recuerda a la de la UCD en 1982. La tercera bofetada, bendita bofetada, es la de un Pablo Iglesias que llegó a acumular 72 escaños y ahora se tiene que conformar con menos de la mitad, 35.

Las cosas que pasan cuando haces lo contrario de lo que predicas viviendo como un pachá en un casoplón de 1,2 millones de euros comprado por 700.000. Y le cuenten lo que le cuenten, querido lector, los dos grandes triunfadores de la noche son Casado y Abascal o, para ser más precisos, Abascal y Casado. Que en este caso el orden de los factores sí altera el producto. Las carcajadas que les prometía el domingo pasado si Vox era tercera fuerza política se han cumplido. Los verdes han pasado de 24 a 52 escaños convirtiéndose en tercera fuerza política y yo no puedo parar de troncharme de comentaristas, rivales y demás enemigos que a fuerza de demonizar a los de Abascal han conseguido dispararlos al olimpo de dioses. La pena es que la derecha ha superado en sufragios totales a la izquierda y, consecuentemente, un servidor se pregunta de qué estaríamos hablando a estas horas si hubiera concurrido unida. Pues que gobernaría con mayoría absoluta. Cuando España no suma, divide. Tan sencillo y tan triste. A ver si aprenden.