Opinión
Concertinas para la demagogia
El instrumento llamado concertina también da nombre a un tipo de alambre de púa o de cuchillas que se utilizan para formar obstáculos o cerramientos de seguridad y de uso militar. El Ministerio del Interior ha anunciado que comenzará su retirada de las vallas de Ceuta y Melilla, siendo sustituida la alambrada de cuchillas por otros elementos menos lesivos; paralelamente Marruecos no solo mantiene las concertinas en su parte de la valla, sino que acaba de terminar la instalación de nuevas cuchillas. Eso sí, se adelanta que en las zonas de más vulnerabilidad se elevará la altura de la valla hasta diez metros; en definitiva, se justifica esta obra en una acción general de refuerzo y modernización de las fronteras, si bien retirando aquellos objetos de defensa que puedan resultar lesivos para los migrantes que se atrevan a saltar la valla. Dicho así, no cabe duda del buenismo de tal medida, aumentar la altura de la valla para hacerla más inaccesible, pero aquel que por sus condiciones físicas pueda superarla, lo haga en unas condiciones que no pongan en peligro su integridad. Si lo analizamos desde otro punto de vista, este aparente buenismo pudiera no serlo tanto, esta nueva valla selecciona a los aspirantes a poner su pie en España, jóvenes, agiles y fuertes, podríamos poner un cartel que dijera «abstenerse el resto». Todo bajo el prisma de la demagogia puede resultar hilarante y ofrecernos soluciones disparatadas.
En otro orden de cosas no cabe escudarse para tomas decisiones de este calado en el derecho de la Unión Europea. La Unión no tiene territorio y por tanto no tiene fronteras puesto que no es un Estado sino una organización internacional, en definitiva, un «ámbito espacial» de aplicación de sus normas en el territorio de sus Estados miembros y por eso se habla de «fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea». Hay una política de inmigración de la UE hasta donde tiene competencia, pero muy limitada, el control de fronteras es una irrenunciable obligación del Estado. En materia de inmigración lo único que sobra es la demagogia y el estúpido buenismo de algunos que ejercen una irresponsable solidaridad que coloca a aquellos que exigen el cumplimento de la ley en una postura de egoísmo y abuso, algo irracional e injusto.
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