Opinión
El bodegón
Una granada simboliza la pasión, un unicornio significa virginidad. Un león indica templanza y un pelícano, el sacrificio hasta la muerte. En el arte hay que aprender a ver. Una naturaleza muerta renacentista puede representar un tratado moral. No son pescados y carnes, no son verduras sólo, es una propuesta universal.
De la misma manera, la «mesa de partidos» no es un simple bodegón, sino una forma de evitar la Constitución. La Ley Fundamental nos hace iguales a todos. La mesa de negociación sobre Cataluña hace a algunos «más iguales que otros», que diría Orwell. Por eso la ha denunciado Felipe González. Esa voz que predica en el desierto.
Y vamos hacia la mesa-bodegón, al menos en lo que al PSOE se refiere. En el partido no lo desmienten. Pablo Iglesias habla ya de «plurinacionalidad». Les faltaba un tonto útil que se pasase de frenada y convirtiese este «diálogo» (una palabra trampantojo) en una solución. El tonto se llama Junts per Cat. El partido de Torra y Puigdemont reclama la autodeterminación y la amnistía para los presos secesionistas. Frente a eso, la «mesa de negociación» parece una minucia. Un bodegón con frutas. Y el PSOE, un partido de centro, entre la derecha y el independentismo de la Generalitat. Pero fíjense en las esquinas del cuadro. En este titular de El País de ayer: «Torra trata de torpedear el diálogo entre los socialistas y Esquerra». En política, como en el arte, hay que aprender a mirar.
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