Opinión
Sánchez pone la directa con ERC
Pese a todo, Pedro Sánchez está convencido de que se comerá el turrón como presidente, despojado ya del apellido «en funciones». ¿Hablamos de una ingenua autosuficiencia o se guarda un as bajo la manga?
Desde La Moncloa aseguran que la confianza «del jefe» se sustenta en varios factores. Principalmente, en la necesidad de pisar moqueta de Pablo Iglesias, mermado por su crisis interna. Además, considera que los otros potenciales socios, por razones de imagen, no tienen otra opción que apoyar «un gobierno de fuerzas progresistas». «Con Sánchez o con Vox» es una disyuntiva endiablada, remachan esas voces sanchistas, que va pender como una espada de Damocles sobre la nuca de buena parte de los políticos que configurarán a partir del 3 de diciembre el Congreso de los Diputados.
Ahora bien, quienes difunden esa tesis ocultan, evidentemente de forma interesada, que la confianza del secretario general del PSOE se aferra sobre todo a que nunca ha dejado de tener abierta una interlocución directa con Pere Aragonés, vicepresidente de la Generalitat y hombre de la máxima confianza del condenado por sedición Oriol Junqueras. Comunicaciones discretas que se añaden a las de la vicepresidenta Carmen Calvo. Y según se ha escuchado estos días, «todo va, entre bambalinas, en la dirección deseada». Al menos hasta ahora.
La consulta de ERC este lunes para que sus bases abrumadoramente rechacen la investidura ha puesto en guardia a los guionistas monclovitas, por más que pongan cara de póker mientras dicen que «hay tiempo» para sortear el escollo. Al parecer, también hay margen para inocular en la opinión pública la idea de que Sánchez no tiene otro remedio
–¡el pobre!– que hacer lo necesario para ser investido. ¿Incluyendo aceptar la mesa «bilateral» Moncloa/Generalitat que exige el separatismo para hablar incluso de autodeterminación y amnistía? Cuestión de sumas. Contar con el apoyo de los 13 diputados republicanos independentistas, aunque sea por la vía de la abstención, es condición imprescindible para estrenar un Gobierno de coalición rosa-morado.
¿Y la gobernabilidad de España? Eso, claro, es harina de otro costal. «Paso a paso… Los pactos vendrán determinados por la aritmética parlamentaria», repite la guardia de corps de Sánchez. No le demos más vueltas, aquí no se está hablando de la estabilidad del país, sino de mandar. Solamente de mandar. Y tener a disposición La Moncloa, el Falcon, TVE y el CIS bien vale desayunarse un sapo cada mañana.
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