Opinión

Vamos a contar naciones

El candidato a presidente del Gobierno con motivo de felicitar a Iceta por su reelección al frente del PSC, expresa que «seguirán trabajando por Cataluña y por España desde el dialogo, el respeto y la política para resolver los problemas de la ciudadanía», enmarcándose tales declaraciones en un preacuerdo de investidura que permitiría avanzar hacia un nuevo estatuto catalán denominado expandido, pudiéndose introducir en el bloque de constitucionalidad el separatismo como una aspiración de naturaleza constitucional. Pero los separatistas quieren más, exigen que desde el Gobierno de España se considere a Cataluña una nación diferenciada de España. A partir de ahí reconocer el derecho a decidir como un previo al reconocimiento de la soberanía del pueblo catalán un paso. Para ir preparando este escenario se nos habla de ocho naciones en España, lo cual sino fuera por la seriedad del tema, podría ser parte de una canción titulada «vamos a contar naciones, vamos a contar mentiras». El Preámbulo de la Constitución expresa «la Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de: …Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones», pareciendo claro que los derechos humanos se predican de los españoles, y el resto de conceptos se predican de los pueblos de España, y de los españoles en tanto en cuanto se sientan integrados en estos Pueblos. Sobre la base de la previsión constitucional de las nacionalidades como algo diferente de las regiones, se identifican a aquellas comunidades autónomas que se declaran con una identidad colectiva, lingüística o cultural diferenciada del resto de España, y ello lo proclaman efectivamente ocho comunidades autónomas en sus estatutos, eligiendo otras comunidades conceptos tales como «regiones históricas» o «identidades históricas». No cabe mayor sudoku identitario, pero este galimatías lo resuelven los principios básicos de igualdad de todos los españoles, de solidaridad y de lealtad constitucional, y cuando estos principios quiebran, el sudoku alimenta el monstruo separatista. Lo mas grave es cuando este monstruo separatista es acompañado por la frivolidad y la irresponsabilidad de algunos. Como decía Abrahán Lincoln «una casa dividida en contra de sí misma no puede sostenerse».