Opinión

ETA: víctimas y verdugos

El sábado se celebró una manifestación en Bilbao reclamando el acercamiento de los presos de ETA, algo nada nuevo si no fuera por la presencia de miembros de un partido que a partir de hoy va a formar una coalición de gobierno con el PSOE.Ese mismo día recordábamos en Madrid a Miguel Ángel Blanco a través de la magnífica exposición titulada «La Voz de las Manos Blancas», toda una paradoja, porque estamos ante víctimas y verdugos, no pudiendo aceptar que nadie pervierta el relato. A ETA la hemos vencido policial y judicialmente, pero la gran duda que me asalta es si la hemos vencido políticamente. Hoy más que nunca podemos comprobar la vigencia de la amenaza para la convivencia, el pluralismo y la libertad que representan las consignas y los objetivos de ETA, y ello en un momento en el que los herederos de Batasuna deciden investiduras en España y en Navarra y Presupuestos en el País Vasco. No se trata de que puedan estar en las instituciones, así lo decidió el Tribunal Constitucional, el problema radica en su relevancia para la conformación de gobiernos, especialmente el de España, y de ello, es corresponsable el que les concede este triste e ignominioso papel. El daño causado por ETA y el dolor de las víctimas ni ha desaparecido ni va a desaparecer jamás, los terroristas salen de la cárcel, pero para la muerte y las secuelas graves de los atentados de ETA no hay ni terceros grados ni indultos ni excarcelación posible. Las penas de cárcel se cumplen, pero la pena de las víctimas es interminable. La defensa de los principios de una sociedad democrática requiere firmeza y compromiso, y por ello es necesario que prevalezca el relato veraz y sincero que acabe con las coartadas y que derrote a las justificaciones. En esa labor es básico insistir en recordar que hubo víctimas y que hubo asesinos, que esta es una historia con buenos y malos, que los terroristas no eran héroes del pueblo, sino criminales despiadados y mezquinos, que asesinaban de forma cruel y cobarde a personas inocentes y buenas. Miguel Ángel Blanco era una buena persona que fue asesinada tan sólo por ser concejal en un ayuntamiento vasco, sus asesinos son unos delincuentes y unos abyectos inmorales, son malas personas.