Opinión

Cortinas de humo

La primera víctima cuando llega la guerra es la verdad» es una frase atribuida al senador estadounidense Hiram Johnson en 1917, en plena Gran Guerra, pero resulta una realidad en la vida política diaria cuando quien gobierna lo hace convirtiendo a la verdad en una permanente víctima. También se dice que en la guerra y en el amor todo vale, y parece que esto también se ha trasladado a la política, pero no es así, hay principios, límites y valores infranqueables incluso para cualquiera que carezca de la más mínima moral. Es cierto que a veces resulta difícil identificar lo que es verdad, pero esta dificultad y el relativismo no nos pueden impedir que cejemos en su búsqueda y determinación, sobro todo cuando no es difícil. En el fútbol ocurre frecuentemente, el Sevilla protestó la anulación del gol de Luuk de Jong y nadie puede discutir que los bloqueos intencionados están sancionados con libre indirecto, pero mientras unos dicen que el jugador del Sevilla está de espaldas y se queda quieto, otros pensamos que se movió con la intención de bloquear; el árbitro pudo ver las imágenes repetidas y pudo observar cómo el jugador está de frente y se mueve para bloquear a Militao.

En política esto ocurre todo los días, esta semana hemos podido presenciar cómo nuestro presidente de gobierno desjudicializa el conflicto político catalán, aceptando que una inhabilitado Torra siga siendo presidente, permitiendo las embajadas catalanas, con una más que polémica propuesta para fiscal general, y todo esto se intenta soslayar creando la polémica del denominado Pin parental, formando una auténtica cortina de humo; pero lo triste es que para dibujar esta cortina de humo se utiliza nada más y nada menos que la educación de nuestros hijos, sí, nuestros hijos, porque el art. 39 del Constitución recuerda el deber de los padres de alimentar, educar y procurar una formación integral para sus hijos; por otro lado, el art 27. 3 de la Carta Magna sanciona que los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Es triste que se creen estas cortinas de humo jugando con algo tan importante, porque en política, como en la vida, no todo vale.