Opinión

Sánchez y Feijóo, cara a cara

Las gallegas y vascas pondrán a prueba la solidez de un puñado de liderazgos. De entrada, los de Pedro Sánchez y Pablo Casado. Lógicamente, también los de sus carteles en ambos territorios. Porque las interpretaciones en clave nacional van a ser inevitables. Se va a calibrar el poso del Gobierno de coalición PSOE-Podemos. Y el cuajo de la renovada dirección de un PP volcado en dar el abrazo del oso a Cs y en mantener a raya a Vox.

En el País Vasco, Sánchez ha renunciado a ser alternativa del PNV y sus pasos van encaminados a priorizar los Presupuestos, reforzando la posición de Iñigo Urkullu en Ajuria Enea con la activación del diálogo entre gobiernos y con un acelerón de las transferencias pendientes. Todo ello, para desesperación del sumiso PSE, que debe conformarse con cuatro años más de hegemonía nacionalista sin demasiado ruido, no sea que los aliados del líder socialista se enfaden.

Las expectativas tampoco son boyantes para los populares, erre que erre en su idea de sumar fuerzas con los naranjas, a pesar de Alfonso Alonso. El presidente del PP vasco ha sido cuestionado por la misma dirección de Génova. Además de las maniobras en la sombra de Cayetana Álvarez de Toledo, que guarda un particular recelo hacia Alonso desde su etapa de portavoz en el Congreso, también Teodoro García Egea buscó, mesa y mantel por medio, arrancar un paso atrás del hoy candidato confirmado. Incluso llegó a ofrecerle una salida en un organismo de la Comunidad de Madrid. Cualquier cosa parecía válida con tal de presentarse en el despacho de Casado con la cabeza del jefe regional de los populares. Pero Alonso aguantó los cantos de sirena enarbolando el cierre de filas de su organización vasca. 

Cosa bien distinta es Galicia. Pablo Casado espera enmarcar la imagen de Alberto Núñez Feijóo con otra mayoría absoluta. Natural. La comunidad gallega emerge como una suerte de “aldea gala” del Partido Popular. Una pérdida del feudo, que a estas horas nadie prevé en Génova, abriría una vía de agua al propio Casado, más allá del roto que pudiese hacer a los gallegos el desembarco del socialismo en San Caetano con las Mareas y el BNG. Para intentarlo, Gonzalo Caballero, contestado incluso en sus propias filas socialistas, va a necesitar mucha ayuda exterior.

Sánchez promete volcarse. En realidad, el PSOE tiene previsto colocar a su referente nacional como si fuese el cabeza de cartel. El PSdeG se encomienda al presidente. Y a Sánchez le hace especial ilusión enfrentarse a Feijóo casi cara a cara. Así que en la campaña en Galicia vamos a poder ver a los ministros cargados de promesas y, muy particularmente, a la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, sin duda una figura morada en alza. El círculo del presidente desea presentar el éxito del “frente de izquierdas” precisamente en la simbólica tierra donde brotó el PP de la mano de su fundador, Manuel Fraga.