Opinión

Llamada a la tranquilidad

Tras el paso del coronavirus habrá que hacer muchas reflexiones y extraer consecuencias, y un ámbito al que habrá que dedicarle algún estudio es al del tratamiento informativo de una situación de esta naturaleza. Ya lo vivimos con el ébola, y parece que poco hemos aprendido. Nos enfrentamos ante una situación de salud pública, frente a una enfermedad altamente contagiosa, pero nada grave, salvo para personas que por su edad o situaciones físicas previas puedan verse muy afectadas. Desde los medios de comunicación se debe afrontar estos hechos con suma responsabilidad y especialmente con constantes llamadas a la calma, porque así nos lo trasmiten las autoridades y comunidad médicas, y así debe ser. El tratamiento informativo no se debe desarrollar como una mera estadística contando casos como si de la peste negra se tratará, sino que se debe aprovechar para hacer pedagogía y colaborar en el tratamiento tranquilo de la situación, no alarmando y sobre todo tranquilizando. Nadie duda de los costes económicos que va a generar esta enfermedad, ya los está provocando, y de los inconvenientes que va a generar, pero no podemos alimentar la psicosis y el alarmismo en la sociedad. Estamos instalados por fortuna en una sociedad del bienestar y especialmente de la comodidad, y situaciones como esta se pueden percibir como auténticas catástrofes cuando no lo son. Por otro lado, los medios antes de criticar posibles descoordinaciones en la gestión deben valorar y analizar la dificultad de establecer protocolos fijos ante una situación médica evolutiva y comprender las dificultades que ello implica. En definitiva, no sumemos adversarios que se alíen con el enemigo común, que es la enfermedad, se debe vencer y lo haremos, pero los medios deben reflexionar sobre su papel corresponsable ante este tipo de situaciones y convertirse elementos activos de gestión de la información objetiva y responsable, a la vez que en un instrumento que genere tranquilidad y sosiego. Tenemos una de las mejores sanidades del mundo y en ello debemos confiar, se están haciendo bien las cosas, y los medios de comunicación deben obrar es este escenario con objetividad, pero también con pedagogía. Como decía Séneca «No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba». Nuestro sistema de salud triunfará.