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Opinión

¿Existe la brecha salarial?

Tras todo 8 de marzo siempre es importante recordar algunas reflexiones económicas básicas en relación a uno de los datos más aireados en las marchas feministas: a saber, que la brecha salarial, la diferencia salarial entre hombre y mujer por idéntico trabajo, no existe. Idéntico puesto con idéntica responsabilidad supone en España idéntico salario. Entonces, ¿de dónde surge el tan reiterado porcentaje de que las mujeres cobran en nuestro país un 21,92% menos que los hombres? De qué desempeñan trabajos distintos y con características distintas. Primero, la anterior brecha salarial no está corregida por la diferencia en el número de horas trabajadas: en nuestro país, las mujeres tienen muchos más empleos a jornada parcial que los hombres, de modo que el número de horas trabajadas por semana es, en términos promedios, inferior (30,4 para las mujeres y 36,4 para los hombres). Si ajustamos los salarios en función del diferente número de horas, tendremos que la brecha salarial se reduce del 21,92% al 13,5%: un porcentaje inferior al de Alemania (20,9%), Reino Unido (19,9%), Austria (19,6%), Finlandia (16,3%), Francia (15,5%), Holanda (14,8%) o Dinamarca (14,5%). Segundo, dos terceras partes de la brecha salarial por hora pueden explicarse por diferencias en el puesto de trabajo y en el sector económico (según el análisis desarrollado por los economistas Inés Murillo e Hipólito Simón en «La Gran Recesión y el diferencial salarial por género en España»): en particular, las mujeres, en términos promedios, ocupan puestos con menor antigüedad, con categorías profesionales de menor rango y con menores responsabilidades de supervisión que los hombres; a su vez, también están sobrerrepresentadas en sectores con una menor remuneración (por ejemplo, el salario medio en el servicio doméstico, donde el 80% de empleados son mujeres, es de 1.250 euros al mes; el salario medio en el sector energético, donde el 80% de los empleados son hombres, es de 4.335 euros al mes). Por consiguiente, la brecha salarial no explicable por las diferencias en el puesto de trabajo apenas ascendería al 4-5% del salario por hora de las mujeres. Pero incluso ese 4-5% podría tener una explicación: y es que, en tercer lugar, tal como sugiere la economista Claudia Goldin, esa brecha podría deberse a que la remuneración por hora trabajada no sigue una evolución lineal en determinadas profesiones (el abogado que trabaja 8 horas tiende a cobrar más por hora que el abogado que trabaja 4). De ser así, la brecha sí quedaría plenamente explicada por elementos diferenciales entre los trabajos que desempeñan los hombres y los trabajos que desempeñan las mujeres. Cuestión distinta, claro, es por qué hombres y mujeres desempeñan ocupaciones con remuneraciones tan dispares: y para responder esa otra pregunta acaso podamos incorporar –aunque no necesariamente– algunas de las teorías que emplea el movimiento feminista moderno (como el techo de cristal, el desigual reparto de tareas domésticas…). Pero lo que no tiene ningún sentido afirmar es que el mercado, como tal, maltrata a las mujeres por el hecho de ser mujeres.