Coronavirus
La opinión de Francisco Marhuenda: “¿Unidad...?, ¿qué unidad?”
Hay que intentar caminar todos en una misma dirección en el aspecto sanitario y conseguir que las medidas económicas sean realmente eficaces
Es ciertamente cansino escuchar las apelaciones a la unidad que generalmente pretenden una adhesión inquebrantable. En este caso no es sólo de este gobierno, sino de cualquier gobierno. Lo mismo me sucede con la chorrada de los pactos de Estado sobre los que se tiene una perspectiva distinta si está en la Moncloa o en la oposición. Es cierto que tienen que existir, pero tienen que ser pocos y en temas sustanciales en los que las ideologías tienen que quedar al margen. La educación es el único que siempre he tenido muy claro y que en cambio es un cansino campo de batalla partidista.
Ahora tenemos la mayor crisis de nuestro tiempo, aunque con la grandilocuencia que nos caracteriza decimos desde la Guerra Civil, ignorando la enorme catástrofe que fue la posguerra. No hay que olvidar que somos una sociedad rica, acomodaticia y consumista que solo sabe hablar de derechos y libertades, pero muy poco de obligaciones. Es bueno que el gobierno pida unidad, pero entonces tiene la responsabilidad de compartir. No cuela eso del buen rollito «happy flower» de unos y otros sin dar nada a cambio más allá de palabras tan huecas como grandilocuentes. Por cierto, un gesto de unidad hubiera sido crear una célula máxima de crisis incorporando a los líderes de todos los partidos y quien no quisiera participar hubiera quedado retratado. No digo que la dirección pasara a ese órgano, pero es ahora una idea tan absurda como irrealizable. No se puede esperar que una pandemia se resuelva en una semana y sobre todo sus consecuencias. Ahora hay mucho ruido y hay que volver al sosiego para afrontar la situación. Todo el mundo tiene que hacer un esfuerzo, sin lugar a dudas hay que controlar al Gobierno pero también intentar caminar todos en una misma dirección en el aspecto sanitario y conseguir que las medidas económicas que se pongan en marcha sean realmente eficaces. No sería bueno que triunfara una visión estatista e intervencionista que tan grata es para la izquierda radical. Es la hora de un gran plan Marshall que permita reactivar la economía e impedir que el dolor de estos días se prolongue con una crisis económica de grandes dimensiones.
Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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