Opinión
Una histórica sentencia contra el BCE
El Tribunal Constitucional alemán publicó este pasado martes una sentencia que tendrá repercusiones profundas tanto en el futuro de la Unión Europea como en el de la zona euro. La razón es que el alto tribunal germano se ha declarado competente para dilucidar si las instituciones europeas se están extralimitando en sus funciones y si, por tanto, están invadiendo el derecho interno alemán sobre el que las instituciones nacionales retienen plena soberanía. Expongamos el caso con algo más de detenimiento. Desde la creación de la Eurozona, la política monetaria ha sido transferida desde los bancos centrales nacionales al Banco Central Europeo. Por consiguiente, ni el Estado alemán ni ningún otro Estado miembro retienen una pizca de su anterior soberanía en cuestiones monetarias. Ahora bien, ¿qué sucede si el BCE, alegando que está desarrollando sus competencias en política monetaria, invade ámbitos que le son impropios (por ejemplo, la política fiscal)? Pues que, en tal caso, la actividad del BCE sí debería someterse a revisión judicial por estar desbordando su campo de acción legal. En principio, ese control debería ejercerlo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que es el órgano habilitado en los tratados fundacionales para velar por la correcta aplicación del derecho comunitario. Y, en este sentido, el TJUE ya resolvió que la política monetaria del BCE tenía pleno encaje dentro de su mandato estatutario. Pero, ¿qué sucede cuando el TJUE falla de un modo abiertamente negligente? Pues que, en ese caso, entramos en un conflicto de soberanías y de legitimidades. El TJUE se reivindicará soberano para interpretar el derecho comunitario y el Tribunal Constitucional alemán se declarará soberano para interpretar dónde termina el derecho comunitario y dónde empieza el derecho interno de Alemania. Y esta es la cuestión de fondo. El Constitucional considera que el BCE sí está desarrollando política monetaria con implicaciones decisivas sobre la política fiscal de los países miembros (por ejemplo, al abaratar el coste de su financiación en los mercados) o sobre la política económica (al rescatar indirectamente empresas). Por eso le ha exigido que justifique la proporcionalidad de su política monetaria con respecto a su invasión de otros campos que no son de su competencia. En caso de que el BCE no lo haga o lo haga de un modo insuficiente, el Bundesbank dejaría de cooperar con las compras de deuda pública del BCE. Y ahí comenzarían los problemas serios para España.
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