Opinión
Cs. Exquisitez y oportunismo
La gestión de las residencias de mayores ha dado ocasión a uno de los de Ciudadanos en el Gobierno de la Comunidad de Madrid para continuar tomando posiciones y distanciarse del otro socio, el PP, y del partido gracias al cual está en el poder, que no es otro que Vox. La lamentable gestión realizada por Albert Rivera en los últimos años parece haber llevado a los actuales dirigentes del partido a creer que podrán encontrar un espacio propio en un centro imaginario, sin hipotecas con una «derecha» –sin demasiados matices– que identifican con algo rústico e hirsuto.
Se equivocan de arriba abajo. Es cierto que Ciudadanos presentaba un aspecto más urbanita y cultureta que el PP, pero a su votante lo movía por lo fundamental la aversión al nacionalismo. Y esa aversión, futo de muchos años de humillación, llevaba a plantear algo nuevo, distinto al mismo tiempo del PSOE y del PP, que nunca superaron la tentación de aliarse con el nacionalismo cuando lo consideraron necesario. No se trataba, por lo menos no a corto plazo, de sustituir a uno o a otro, sino de plantear una nueva forma de hacer política en nuestro país, sin hipotecas nacionalistas que tan determinantes han sido en el desquiciamiento de nuestro país en los últimos cuarenta años.
La oportunidad les llegó con las elecciones autonómicas de 2017. Como por entonces Rivera tenía ya la ambición puesta en Madrid, o Madrit, Ciudadanos no supo aprovechar el magnífico apoyo que recibió para afianzarse como alternativa española y constitucional en Cataluña. A partir de ahí todo estaba perdido.
Ahora, con Vox haciéndole la competencia en el terreno que una vez fue el suyo, Ciudadanos cree que puede representar una alternativa a la crispación: la de la izquierda y la de la derecha. Desde que Cs descubrió el Mediterráneo, es decir, la siempre exquisita vocación de Tercera España, parece considerar que su posición resulta atractiva. Quizás lo sea para una minoría selecta, una minoría algo cursi y provinciana. Para los demás, Cs va a estar siempre al lado de quien tenga más posibilidades de gobernar, en este caso la coalición de socialistas, filoterroristas, separatistas, nacionalistas y peronistas, a la que además servirán de coartada. Las maniobras del vicepresidente «ciudadano» de la Comunidad de Madrid no lo desmienten. Quizás les salve la estulticia de los nacionalistas catalanes. A ver quién les vota para entonces.
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