Opinión

Oferta o demanda

Existen dos grandes enfoques acerca de cómo contrarrestar una crisis económica. Uno se basa en las llamadas «políticas de demanda»; el otro, en las «políticas de oferta». Las políticas de demanda consisten esencialmente en estimular incrementos del gasto, público o privado. Por ejemplo, el aumento de los desembolsos estatales o la rebaja de los tipos de interés por parte del banco central. Las políticas de oferta, por el contrario, buscan incrementar la disponibilidad de factores productivos, o sus oportunidades de coordinación, para que estos puedan lanzarse a incrementar la producción. Así, las liberalizaciones y desregulaciones son claros ejemplos de políticas de oferta por cuanto buscan rebajar los costes a los que se enfrentan los agentes económicos a la hora de emprender e invertir. Pues bien, son muchos quienes han propugnado contrarrestar la crisis del coronavirus a través de políticas de demanda. Es decir, incrementando el gasto público (de ahí las decisiones adoptadas durante los últimos meses por los principales bancos centrales del planeta y también por gobiernos tan destacados como el de Estados Unidos). Sin embargo, la crisis económica provocada por el Covid-19 ha sido, al menos en su origen, una crisis derivada de un «shock» de oferta: fue la pandemia –y no un súbito colapso de la voluntad de gasto de los ciudadanos– lo que hundió la economía y el empleo. Es verdad que la crisis de oferta pudo, a su vez, generar contracciones de la demanda (los trabajadores no renovados por la crisis de oferta pueden decidir, a su vez, dejar de gastar tanto como antes), pero el origen es claramente de oferta. Y si la crisis tiene su origen en la oferta, la solución también debería pasar sobre todo por ella: por flexibilizar y liberalizar los mercados para acelerar la reestructuración de nuestra economía. Por desgracia, la mayoría de gobernantes dentro y fuera de España no han entendido este sencillo pero clave mensaje. En la Comunidad de Madrid, empero, algunas de estas ideas parece que sí han ido calando y, por eso, el Ejecutivo regional aprobó hace un par de semanas su «Plan para la Reactivación de la Comunidad de Madrid» en el que al menos se incluyen algunas medidas dirigidas a impulsar la economía por el lado de la oferta. Por ejemplo, se sacarán al mercado un millón de metros cuadrados de suelo (impulsando así al sector de la construcción y contribuyendo a abaratar el precio de los inmuebles), se reemplazarán las licencias urbanísticas por la declaración responsable de los promotores y se flexibilizará la legislación medioambiental (para que, nuevamente, se base mucho más en declaraciones responsables en lugar de en permisos administrativos). Como es obvio, se trata de pasos insuficientes para compensar todo el daño provocado por el Covid-19 pero al menos son pasos en la buena dirección: no en la dirección de sobreendeudarnos para mantener un tejido empresarial inviable, sino en la liberalizar para facilitar el alumbramiento de un nuevo tejido empresarial sano y competitivo.