Opinión
Facilitemos la oferta de vivienda
El precio de la vivienda se ha abaratado un 1,1% desde el inicio del estado de alarma, según la estimación efectuada por Tinsa. No se trata ni mucho menos de un desplome, pero sí pone de relieve que las dinámicas habituales de todo mercado
–su oferta y su demanda– son las que en última instancia también determinan aquí los precios: como la demanda de vivienda
–entendida no sólo como el deseo de comprar una vivienda, sino también como la capacidad adquisitiva para hacerlo– se ha reducido con la crisis económica, entonces los precios caen. En contra de quienes decían que los precios de los inmuebles no se movían al son de los fundamentales del mercado sino de los movimientos especulativos y argucias oligopolísticas, la caída de precios pone de manifiesto que se equivocaban. Por eso, y una vez superada la crisis del covid-19, será preciso buscar formas de abaratar la vivienda que pasen por la palanca fundamental para lograrlo: incrementar la oferta. Justamente, éste ha sido el objeto de análisis de un reciente informe publicado por el Círculo de Empresarios: «El acceso a la vivienda: un problema de oferta». La tesis esencial de este informe es que durante los últimos años el motor principal del encarecimiento de los inmuebles no ha sido ni la vivienda turística, ni las socimis, ni la especulación, sino la restricción política de la oferta de nuevas viviendas. Los datos son contundentes: entre 2013 y 2019 sólo salieron al mercado una media de 54.000 nuevas viviendas por año, mientras que en la década 1991-1999 se edificaban 267.000 al año y durante la burbuja, 616.000
–evidentemente las cifras de esos años eran insostenibles y sería indeseable volver a ellas, pero entre 54.000 y 616.000 al año, hay un margen razonable–. Y mientras la oferta se congelaba casi por entero, la demanda durante esos años ha crecido motivada por diversos factores: el número de hogares se ha incrementado un 2% desde 2013, las condiciones de acceso al crédito se han vuelto más laxas y, asimismo, la renta bruta de las familias se ha incrementado –por la creación de casi 500.000 empleos anuales–. Oferta rígida y demanda en aumento dan lugar a precios crecientes –y, como decíamos al comienzo, demanda en descenso por la crisis del coronavirus, a precios decrecientes–. De ahí que el Círculo de Empresarios crea que ha llegado el momento de incrementar la oferta de vivienda y, para hacerlo, lanza diversas propuestas: movilizar suelo público para generar nueva vivienda, agilizar la tramitación de licencias urbanísticas o extender la declaración responsable siempre que las licencias sean prescindibles. No es el momento de mantener asfixiantes trabas al funcionamiento de la economía. Es hora de abrir la economía en muchos sectores. Entre ellos, el inmobiliario.
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