Opinión

Pactando con el enemigo

El gobierno sigue acercando presos etarras a cárceles próximas al País Vasco, y ello, con condenados por terribles delitos que en momento alguno han pedido perdón o han colaborado de algún modo con la justicia; Sánchez pactó con Bildu y cambió ERTES que salvan empleos por votos que salvaron su estado de alarma. Con los presos etarras no se trataba de que estuvieran lejos, sino alejados unos de otros, máxime cuando su colectivo se convirtió en un último reducto de la banda.

En medio de todo esto, el PSOE pactó con Podemos y Bildu derogar la reforma laboral de 2012 que tantos puestos de trabajo ha ayudado a crear, si bien desde el gobierno se apresuraron a desdecir el acuerdo firmado por los dos partidos de gobierno aduciendo que esta derogación sería parcial. Todo ello supone una cesión a la dignidad del Estado, que desnuda a un presidente débil y lo muestra dispuesto a lo que sea con tal de seguir gobernado. Pactar con Bildu es algo que nos alarma a todos los españoles, produce escarnio y vergüenza ver las siglas centenarias del PSOE encabezando un documento junto a las de un partido heredero de Batasuna, no cabe mayor enlodamiento de la historia del PSOE. La sociedad española no le debe nada ni a ETA ni a sus herederos, y esto es algo que algunos debieran tener marcado en su frontispicio ideológico, los españoles hemos sufrido el zarpazo de ETA durante cincuenta años y defender en esto momentos que ETA a pesar de haberse derrotado policial y judicialmente, no ha ganado, es muy difícil, y produce dolor e indignación inversamente proporcional al sonrojo que debería causar en aquellos que están permitiendo que Bildu sea un partido protagonista de la política de España. Nada que objetar a su participación política, el Tribunal Constitucional así lo sancionó, pero observar cómo sus votos en el parlamento de la nación conforman mayorías de gobierno es algo insufrible e inimaginable hace pocos años. Como decía el Papa Juan Pablo II: «El terrorismo nace del odio, se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un auténtico crimen contra la humanidad». El problema es que su calificación como crimen contra la humanidad algunos nunca lo han entendido, su bajeza es su gran reserva mental.