Opinión
La moción que viene
La proyectada moción de censura de VOX ha suscitado algunas reacciones demasiado apresuradas. Como el asunto es irremediable, porque una vez anunciada la moción ya no hay vuelta atrás, convendría prestarle un poco más de atención. Vaya por delante que es mala táctica seguir tratando a VOX como un apestado. Por mucho que algunas de sus propuestas preconicen un cambio de modelo, no hay ninguna que se salga del marco de la Constitución. Que se haya propuesto enfrentarse al vigente modelo cultural tampoco debería ser un problema. Desde hace cincuenta años se nos lleva vendiendo que sólo vale lo que nos ofrece algo nuevo: pues aquí está. Y por si esto fuera poco, VOX es el tercer partido nacional, con 3.656.979 votantes y 52 diputados, 600.000 votos más que Podemos, una formación mucho más radical y peligrosa, como se ha demostrado.
Por otro lado, ningún momento como el que estamos viviendo justifica una moción de censura. Sumamos 44.377 fallecidos (28.445 oficiales a día de hoy más los 15.932 que faltan por contabilizar) y buena parte de ellos por culpa de la ineficacia del Gobierno. Y nos enfrentamos a una crisis económica como no se había conocido otra y de cuya gravedad, como se demostraba ayer en estas páginas, empezamos a tomar conciencia. Es la hora de ofrecer una alternativa, que llegará, además, cuando arranque el nuevo curso político.
Ya sabemos cómo va a reaccionar el Gobierno. Está por ver, en cambio, cómo lo hará el PP y, antes que eso, lo que hace VOX con su moción. Puede ser un gesto testimonial, de dimensión tanto o más moral que política. O puede ser la ocasión de exponer una posición articulada, coherente, realista, que se dirija al conjunto de la sociedad española y haga lo que hasta ahora no se ha hecho: proponer un pacto basado en nuevas condiciones. Frente a esas dos posibilidades, hablar sólo a los convencidos de antemano tiene otras ventajas, pero corre el riesgo de cerrar y desperdiciar algunas oportunidades. Quedará anulada la competencia entre VOX y el PP, atrincherados en una guerra de desgaste de la que el único ganador será la coalición social peronista y sus aliados, nacionalistas y separatistas. Como ni VOX ni el PP van a desaparecer para fundirse en una nueva síntesis, la moción de censura puede ser una buena ocasión de inaugurar una nueva forma de relacionarse.
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