Opinión
Luchar contra el paro también es luchar contra el déficit
La situación del mercado laboral español es dramática desde un punto de vista social. El que nuestra tasa de paro media desde 1980 sea del 17% o el que la tasa de temporalidad antes de la actual crisis se mantuviera atada en el 27% de los asalariados dificulta enormemente que un porcentaje demasiado alto de la población española pueda disfrutar de una fuente de ingresos estable y, con ella, comenzar a planificar su largo plazo vital. A su vez, las altas tasas de paro y temporalidad también son un serio problema desde el punto de vista económico. En la medida en que hay una enorme rotación de personal dentro de las empresas, las compañías no invierten en formar y capacitar a parte de sus plantillas, de modo que estas no adquieren nuevas habilidades y no pueden incrementar su productividad. Pero, además, las altas tasas de desempleo y temporalidad no son sólo un problema social y económico, sino también presupuestario. Como es sabido, uno de los mayores retos a los que se enfrenta actualmente España es su enorme déficit público y su desproporcionado volumen de pasivos estatales. A corto plazo, la UE (a través de los fondos de reconstrucción y del BCE) nos ha otorgado una tregua en nuestro coste de financiación. Pero este periodo de gracia no durará para siempre, motivo por el que deberíamos proceder a estabilizar la carga de nuestros pasivos estatales. Al respecto, son muy variadas las medidas que se han propuesto para cuadrar las cuentas: desde brutales subidas de impuestos a intensos recortes del gasto público. Pero cualquiera de esos caminos será doloroso, al menos en el corto plazo, para muchos españoles (la reducción del gasto público puede ser beneficiosa en el largo plazo, pero a corto habrá ciudadanos que perderán sus fuentes de ingresos). El equilibrio presupuestario parece implicar necesariamente dolor. No hay alternativa al sufrimiento para cuadrar las cuentas. Y si bien sería irresponsable negar que el ajuste del déficit va a requerir de sacrificios importantes, también conviene poner de manifiesto cómo un mercado laboral más funcional contribuiría a reducir nuestro desequilibrio fiscal. Así, de acuerdo con Rafael Doménech, jefe del servicio de estudios de BBVA Research, si España contara con una tasa de paro del 6%, similar a la de otros países europeos en tiempos normales, nuestra recaudación (sin necesidad de subir impuestos) sería 60.000 millones superior a la actual. Con ello, pues, lograríamos eliminar la mayor parte de nuestro déficit público presente. Urge, en consecuencia, proceder a una reforma profunda de nuestro mercado de trabajo que, liberalizándolo, permita solucionar este triple problema social, económico y presupuestario.
✕
Accede a tu cuenta para comentar