Opinión

Anna, Pilar y Cadaqués

Anna María Dalí i Domènech nació en Figueres en 1908 y falleció en Cadaqués en 1989. Hija de un notario ateo, catalanista, republicano federalista y librepensador, describió a su padre como un «gigante de fuerza, de violencia, de autoridad y de amor imperioso. Moisés y Júpiter a la vez». Hermana de Salvador Dalí, mujer culta que estudió un tiempo en Inglaterra, amiga íntima de Federico García Lorca, fue una buena escritora, ejerció de agitadora cultural, ejerció de mecanógrafa de Salvador y la que puso orden a sus artículos y cartas, tradujo sus textos al castellano, fue su cómplice de las claves creativas y entre 1923 a 1926, fue su musa, modelo confidente y amiga. Y una mujer de derechas. Muy de derechas.
Como escritora, sin ser una autora prolífica, destacan los cuatro libros en los que describió su querida ciudad de Cadaqués y sobre su hermano, el genial catalá universal: «Dalí visto por su hermana», «Tot l’any a Cadaqués», «Des de Cadaqués» y «Miratges de Cadaqués». Descripciones de su relación familiar, llena de traiciones y conflictos que empezó con Anna posando para su querido Salvador y terminó con un largo silencio entre ambos de 40 años motivado por la presencia de otra mujer, Gala la rusa, que originó la ruptura familiar, y pesar de las posteriores reconciliaciones, Anna nunca perdonó ni soportó a Gala, y cargó sobre ella toda la responsabilidad del «torcimiento» ético de su hermano, lo que provocó un nuevo distanciamiento entre los hermanos.
Su padre sufrió la represión anarquista al inicio de la guerra civil, la casa familiar de Cadaqués fue destruida por los milicianos de la CNT y Anna sería detenida por las patrullas «antifascistas» de Lluís Companys el 4 de diciembre de 1938 en Figueres, y trasladada a Barcelona donde fue torturada y violada salvajemente en una de las temibles checas que estaban bajo el mando del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), bajo la acusación de espionaje y de formar parte de la «Quinta columna». Sufrió 17 días consecutivos de encarcelamiento, vejaciones sexuales y palizas siendo liberada el 20 de diciembre tras una «grave crisis nerviosa», que le dejaría graves secuelas físicas y mentales el resto de su vida. Formó parte durante años de asociaciones de «Excautivos» y participó discretamente en actos de enaltecimiento de la victoria franquista.
Tras la muerte del padre y la lectura del testamento que negaba a Dalí incluso sus propios cuadros retenidos en el hogar paterno, Salvador se negó a ver a su hermana. Ella nunca trabajó y sostuvo su economía gracias, en parte, a la venta de dibujos y óleos de su hermano a través de una galería barcelonesa, lo que acrecentaría la aversión fraterna. Dalí y su hermana coincidieron una última vez en 1984, durante la convalecencia de éste en la Clínica del Pilar, de Barcelona, donde se recuperaba de las quemaduras sufridas durante el incendio del castillo de Púbol. Ana María no asistió al entierro de su hermano y falleció un año después, víctima de un cáncer de mama. Anna y Salvador, a pesar de las excentricidades y desencuentros, siempre se amaron en Cadaqués. Fue en Cadaqués, donde la madame Pilar Rahola organizó en su casa, el famoso concierto independentista con Puigdemont y sus mariachis. Que decrépito está todo.