Opinión
El mensaje de Ursula
La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, ha aprovechado la dimisión forzada del irlandés Phil Hogan como comisario de Comercio para «matar dos pájaros de un tiro». Por un lado, de los dos candidatos que Dublín había presentado para sustituir a «Big Phil» ha optado por una mujer con apellido cervecero, Mairead McGuinness, con lo que aumenta así la presencia femenina en el Colegio de Comisaros, que era uno de sus objetivos estratégicos cuando formó el equipo, ya que pidió a los Estados miembros que presentasen candidatas. Sin embargo, esta última no se hará cargo de las competencias comerciales, que pasan definitivamente a Valdis Dombrovskis, el vicepresidente económico, sino que ocupará otra comisaría, la de Servicios Financieros, Estabilidad y Mercados de Capitales, que, «a priori» tiene en estos momentos menos peso y poder que la de Comercio. Ursula manda así un aviso a navegantes, es decir, a los Estados miembros, para que no trasladen a Bruselas sus problemas de política interna y pretendan sustituir a los comisarios si cambian los Gobiernos. Hogan ha sido víctima de su mala cabeza, pero también de las intrigas de la política irlandesa; la suma de ambas ha creado un precedente muy peligroso para la estabilidad de los futuros Colegios de Comisarios. El resultado es que, en principio, Dublín ha perdido peso en Bruselas. La agenda de la UE está cargada en estos momentos de múltiples y complicados asuntos comerciales, desde el Brexit, que interesa especialmente a los irlandeses, hasta las negociaciones con Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda. Y ya no habrá un irlandés pilotándolos.
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