Opinión

¿Y la crisis post-epidémica?

En este país casi nadie quiere enterarse de que ya estamos envueltos en una crisis económica post-epidémica cuyo alcance será largo en el tiempo y profundo en sus implicaciones sociales. Cuando abro los periódicos, todos los días encuentro noticias envueltas de cortoplacismo, como si la política económica consistiera únicamente en ir poniendo parches para salvar la situación del momento. Esta semana se ha cerrado así la cuestión de la prolongación de los ERTE y de esa cosa que el gobierno denomina pomposamente como «escudo social» –en la que, por cierto, apenas se gasta un duro, pues casi todos los recursos los ponen los demás, incluso, paradójicamente, los propios beneficiarios, la gente empobrecida por la crisis–. Pero no se piensa en el futuro por ninguna parte, y menos en el gobierno, que es el que tendría que estar ya metido de hoz y coz en el asunto. Claro que, al parecer, no puede porque ni siquiera es capaz de asegurar el instrumento presupuestario que la acción pública requiere. En esto, todo indica que el armatoste que está montando va a tener tal cantidad de rémoras, cortapisas y vasallajes a los mil partidos que aportan votos, que va a nacer sin capacidad para adaptarse a la dinámica económica de la situación epidémica.

Esa dinámica es difícil de abordar. Estamos ante una profunda desvalorización del trabajo y, como derivación, también del capital, que presionan sobre la obtención de rentas. Los salarios reales caen y una parte importante de la capacidad de producción se volatiliza arrastrando con ella al empleo. Los ciudadanos corrientes nos defendemos –lo estamos haciendo ya, y, según el BCE, hasta niveles inéditos– restringiendo el consumo y aumentando el ahorro porque el futuro no augura nada bueno, con lo que realimentamos la crisis. La «trampa de la liquidez» que teorizó Keynes está a la vuelta de la esquina; y para superarla no quedará otra que expandir el gasto público en inversión, pero no en consumo. Tomen nota los progresistas que creen que todo se soluciona comprando votos.