Opinión

Carl Schmitt revivido

Los acontecimientos que han tenido lugar con ocasión de la aprobación por el Congreso de la prórroga del estado de alarma nos hacen revivir las situaciones que, mediada la década de 1920, previó el jurista y politólogo Carl Schmitt al estudiar la Constitución de Weimar. En ésta se regulaba el estado de excepción otorgándole al presidente de la República amplios poderes para suspender los derechos fundamentales y concentrar el poder en manos del Canciller del Reich. Schmitt señaló que «ninguna constitución de la tierra había legalizado tan fácilmente el golpe de Estado como la de Weimar» y que de ello podía derivarse una dictadura constitucional; es decir, una dictadura amparada por la Carta Magna. Unos años más tarde, en 1933, los hechos le darían la razón con el ascenso de Hitler al poder a través, precisamente, de un estado de excepción.

Si hay algo que define a la dictadura constitucional es que los controles del poder ejecutivo se desvanecen: ni el Parlamento ni los jueces ejercen ya las funciones de supervisión del gobierno y éste deviene en autocracia. Esto es, precisamente, lo que, envuelto en una ceremonia de la confusión en la que han participado todos los partidos que apoyan a Pedro Sánchez, ha ocurrido esta semana en el Congreso cuando, en vez de discutir sobre el mandato constitucional de que los controles parlamentario y jurisdiccional no pueden ser suspendidos durante la vigencia de cualquiera de los estados de alarma, excepción y sitio, lo que se ha debatido es acerca de las visitas de cortesía que va a cursar el presidente Sánchez a la plaza de las Cortes mientras detenta ilegítimamente el poder durante los próximos seis meses. Sánchez cree que las dictaduras son incompatibles con la Constitución, mientras que no le hace ascos a la situación que ha creado para ejercer desde el Palacio de La Moncloa el mismo poder que otrora se desempeñó desde el Palacio de El Pardo. Esperemos que su estancia en aquél se prolongue menos tiempo que la del último inquilino de éste.