Opinión

Estados Unidos, ¿WTF?

Por esas fechas se había estrenado Rocky IV en la que se pega y derrota a mamporrazos al ruso Ivan Drago. Y ahí, sí, ahí sí que entendí lo que era la OTAN.

Creo que la primera vez que supe de verdad lo que eran los Estados Unidos tenía 7 años y tatareaba: «OTAN no, bases fuera». No sabía lo que significaba, pero sí que había cierto ritmo cuando se cantaba. Aún lo repito en mi cabeza, ahora que la OTAN ha dejado de ser una preocupación hasta para Pablo Iglesias.

El caso es que en segundo de EGB (lo que sería ahora segundo de Primaria, queridos millennials) nos enseñaron a sumar con llevadas, a atarnos los cordones de las zapatillas (y eso nos llevó un trimestre y a mí a llevar zapatillas de velcro hasta que me ya me afeitaba...) y nos explicaron que Estados Unidos lideraba la OTAN contra el bloque soviético. Felipe González decidió que se votase en referéndum si España se mantenía y supongo que en ese momento no se hablaba de otra cosa. Por esas fechas se había estrenado Rocky IV en la que se pega y derrota a mamporrazos al ruso Ivan Drago. Y ahí, sí, ahí sí que entendí lo que era la OTAN.

En parte nos definimos en cómo vemos a Estados Unidos: lo podemos amar o podemos odiarlo (y en ambas hay bastante de pose, pues es tan fácil odiar o querer lo que nos pilla tan lejos). Lo queramos o no, sin embargo, Estados Unidos es una constante en nuestras biografías. Si no, ¿para que íbamos a estar aprendiendo inglés durante toda nuestra vida?

Ahora, por cierto, hay muchos padres españoles que hablan en inglés a sus hijos para que su aprendizaje sea más rápido. Y se ha dado algún caso de una profesora que pidió a un padre que, por favor, le dejara de hablar en inglés, porque ese idioma, vale; pero las haches españolas no acertaba ni una. A mi hijo, como hacen muchos, le pongo los dibujos en inglés. Eso sí, en cuanto me he ido de la habitación, coge el mando, cambia el idioma al español y, si me alejo un poco más, se pone un youtuber que no para de decir palabrotas. Lo bueno, es que las dice en inglés, así que mi hijo no se sabe que blue es azul pero el what the fuck (wtf en las redes) lo dice como si hubiera nacido en Wisconsin, el tío.

La primera vez que fui a Estados Unidos iba preparado para responder en la aduana del aeropuerto. Mis años de academia de inglés tenían que valer para superar esa fase: enseñé el pasaporte y el tipo me preguntó algo. Lo repitió dos veces, mientras yo le miraba aterrado porque no me enteraba. A la tercera, respondí en español: «No entiendo», casi con ganas de llorar. «La madre patria», respondió.

Pero lo que más me fascina de Estados Unidos es cuando, al pedir el visado, tienes que rellenar esas preguntas sobre dónde vas, con quién y qué vas hacer. O eso de que si vas a participar en actividades terroristas, espionaje, sabotaje o genocidio.

Venga, valiente, pon que yes.