Opinión

Si te vas a Andorra, ¿eres un exiliado?

Es ese momento en el que ganas tanto dinero que Hacienda te quita el 50 por ciento y tú piensas que te está robando

Ahora es Twich. Ayer fue Tik Tok, ante ayer Youtube, en el siglo pasado Facebook, Twitter es ya para los «viejóvenes» (¿se sigue diciendo eso?) y de la prehistoria es esta columna a la que nos aferramos los que, cuando decidíamos ir al cine y estábamos en la calle, entrábamos en los Vips (las mejores librerías de la ciudad, que diría Alberto Olmos) para ver en los periódicos la cartelera.

Lo que quiero decir es que tras hacer repaso de mis habilidades (sé que las agudas que acaban en «n» y «s» llevan tilde, pero no sé donde escribir eso en Linkedin), deseché la idea de hacerme rico. Ser rico era, para mí, un término difícil de concretar, porque siempre hay alguien con más dinero o con menos dinero que tú. Pero tras lo sucedido estos días ya está claro: ser rico es tener la tentación de marcharte a Andorra para pagar menos impuestos.

Es ese momento en el que ganas tanto dinero que Hacienda te quita el 50 por ciento y tú piensas que te está robando. No voy a ser el que tire la primera piedra: imaginen que un día que, además de los que me leen (Antonio, Jorge y Ángel, por ejemplo), sumo más lectores, me convierto en un «influencer» de la letra escrita y empiezo a ganar dinero, pero de verdad. Soy de ética frágil, para qué les voy a engañar: he saltado en el metro para no pagar, he descargado series y en el cole, alguna vez, apunté mis peticiones al malote de la clase cuando decía que esa tarde iba a pasar por El Corte Inglés, que qué queríamos. Para él, robar a los grandes almacenes no era robar. Puede que se sintiese como un Robin Hood de garrafón o puede que, en fin, su ética fuese más frágil que la mía.

El problema, de todos modos, no es ir a Andorra (bueno ahora con el confinamiento y el hielo, el lío es hasta cruzar la calle); el problema es encontrar un relato con el que justificar que te vas a Andorra contra tus planes vitales.

El hit más socorrido es que te vas por tus ideas: no crees en pagar impuestos, que es una idea tan válida como querer pagarlos. Te vas, por tanto, por llevar tus ideas políticas hasta un extremo y por vías, a mi juicio erróneas y que no tienen que ser indiferentes al derecho, pero de alguna manera, y perdonad la dureza de la expresión, te has jodido la vida para siempre, por qué te has jodido la vida para siempre, por tus ideas políticas.

Gabriel Trillas Blázquez fue periodista de la UGT. Derrotado en 1939, contó el campo de refugiados españoles en Argeles, Francia (como recoge Sergi Doria): «Los atascados de disentería –el setenta por ciento de los refugiados– a causa del agua que bebíamos que no era potable, se iban a la playa a defecar ya no sabían volver. Se pasaban horas y horas chapoteando en el lodo (...) entre toda la porquería depositada allí por 200.000 hombres acorralados».