Ministerio de Defensa
Servicio a la Patria
Recuerdan cuando en junio pasado Sánchez nos dijo que habíamos derrotado al virus, y nos invitaba a disfrutar de la «nueva normalidad»? Visto lo visto, a lo que nos animaba es a echar mano del refranero popular: «¡Madrecita, Madrecita, que me quede como estoy!». O sea, que lo que deseamos es volver a la anodina, rutinaria, ordinaria, ¡aburrida!... normalidad de siempre.
Desde que el pasado enero se formó el Gobierno de coalición Sánchezstein, estamos viviendo bajo el influjo de una especie de gafe de su mano y de la de sus socios Iglesias, Rufián y Otegui. Difícil van a tener volver a gobernar todos ellos juntos, si los continuos desastres que –cuál plagas egipcias– nos acompañan desde entonces, se asocian en el imaginario colectivo de los españoles a la persona del presidente.
Hasta el momento, de la gestión de la pandemia hablan sus resultados, aunque sometidos a la ausencia de transparencia de la que blasonaba en la moción de censura, llegando a no reconocer a más de 20.000 compatriotas que «casualmente» debieron fallecer por causa desconocida, durante la pandemia. De la campaña de vacunación, la noticia ahora es que el Jemad ha dimitido por acusarle falsamente de haberse «saltado el escalafón» al vacunarse. Midiendo con ese rasero, no quedaría un político en su puesto, pero a partir de ahora quizás sí entramos en una «deseable normalidad» al respecto. «No hay mal que por bien no venga», y el General Villarroya, con su gesto, habrá prestado un no menor servicio a la Patria.
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