Opinión

¿Y la transparencia del plan de Sanidad?

Jesús Sánchez Martos

La transparencia es uno de los valores que no se conjuga demasiado con la eficacia en este tiempo de coronavirus; el número de casos de cada comunidad y el de personas fallecidas son un claro ejemplo de esta falta de transparencia, que no hace sino aumentar la falta de credibilidad en nuestras autoridades sanitarias. Y ahora esa falta de transparencia se hace cada día más patente cuando analizamos lo que podemos, porque no disponemos de todos los datos, en relación al cumplimiento de un «plan estratégico de vacunación contra la Covid-19», que aunque fue aprobado por el Gobierno sin el consenso de las autonomías, debería ser de obligado cumplimiento por parte de todas y tendría que garantizar la equidad e igualdad, que están legisladas en nuestro país.

Nos enteramos de que al menos 10 comunidades no pueden seguir vacunando porque les falta vacunas. ¿Por qué el gobierno no ha cumplido con el envío comprometido?, ¿por qué algunas regiones han guardado las vacunas necesarias para asegurar la segunda dosis porque «no se fían» de que el Gobierno le envíe las dosis necesarias?, ¿por qué la industria farmacéutica está engañando a la Unión Europea?; y nadie nos informa con la transparencia que se necesita en la gestión sanitaria y, especialmente, ante esta pandemia.

Por otra parte, cada día nos enteramos de que se incrementa la lista de los «insolidarios e irresponsables», que utilizando con total nepotismo su cargo político, electo o por designación, o bien por su posición en la sociedad (políticos, militares, representantes de la iglesia, etc.) se han vacunado, han vacunado a sus equipos o, incluso, a sus familiares y amigos. Y ante este claro «delito» contra la salud publica, una gran mayoría de estos personajes ni han dimitido ni han sido cesados por aquellos que les nombraron, con lo que se hacen tan responsables como ellos.

Los españoles necesitamos conocer la lista de todos ellos, con nombres, apellidos, cargo que ocupan y su fotografía, porque con ello no se ataca a su intimidad personal, fundamentalmente porque «ostentan» cargos o posiciones públicas, cuyos honorarios los pagamos cada uno de nosotros. ¿Conocen nuestros responsables políticos lo que significa el término de «trazabilidad de las vacunas»? Es algo que se lleva haciendo desde hace muchos años, pero lo cierto es que nunca se ha hecho con la transparencia que exige este modelo de gestión, que consiste en conocer cada paso por el que pasan las vacunas, como cualquier otro medicamento, desde que sale de la industria farmacéutica, hasta que se administra a una persona.

Planificación

De este modo, no caben sorpresas como las que nos dicen cada día algunos políticos. ¿Cómo puede ser que sobren vacunas? No es posible que sobren vacunas, ni una sola dosis, si se hubiera planificado adecuadamente el plan estratégico de vacunación con la trazabilidad adecuada.

¿Y la transparencia de las industrias farmacéuticas? No enteramos ahora de que en el contrato «público» firmado con la Unión Europea, que es público porque se pagan las vacunas con el dinero de todos, existen distintas «cláusulas de confidencialidad». ¿Por qué son necesarias estas cláusulas? Desigualdad a la hora de vacunarse dependiendo de en qué comunidad vivamos, pero desigualdad también económica y social como tantos nos temíamos cuando empezó esta triste pandemia. Quien tenga más dinero podrá vacunarse antes que otros gracias al «turismo vacunacional», que algunos países nos ofrecen y que consiste en disfrutar durante 21 días de unas vacaciones de lujo, incluyendo la administración de las dos dosis de la vacuna en su paquete de «todo incluido».

¿Es aceptable que esto pueda estar sucediendo en un mundo globalizado? ¿Cabe mayor desigualdad? Si, la de los países pobres que no pueden pagar por la vacuna porque ni Europa, incluida España, ni Estados Unidos han permitido liberar las patentes de las industrias farmacéuticas.

Yo, que me considero un optimista y todavía me queda algo de confianza, quiero pensar que la nueva ministra no tendrá miedo de ejercer su cargo «exigiendo a todas las comunidades autónomas» el cumplimiento del plan de vacunación, pero con equidad e igualdad, respetando el plan de trazabilidad de cada vacuna. ¿Será Darias quien consiga ese mando centralizado y coordinado que tan imprescindible se hace cada día?