Cultura

Pau Donés, a su debido tiempo

Tuvo una vida increíble y no dejó de sorprendernos con su forma de ser única. «Me encanta llorar, da mucho gusto», dijo Pau Donés

Pau Donés mira a la cámara. «Si estás viendo esto, es porque el malo me ha matao», dice en el documental «Eso que tú me das», que, después de reunir mucho valor, me atreví a ver. El pasado domingo fue la primera vez de mi vida que he reído y llorado a la vez. Fue solo un segundo, después de esa declaración llena de humor negro, cuando emití un graznido de gallinácea acatarrada que apenas puedo describir, una risa ahogada en el nudo de la garganta. Pero qué quieren. Le entrevisté por lo menos cinco veces y, una semana antes de su fallecimiento, escribí su obituario con un pinchazo en las costillas. Pau se prestaba a la conversación trascendental como un veterano de guerra se resigna a hablar del pasado el resto de su vida, aunque tenga 30 años cuando vuelve a casa. El tema, el cáncer, era inevitable y lo convertía todo en un diálogo a la luz de la muerte, contra su voluntad, desde el primer contacto visual. Preguntarle «¿cómo estás?» no era simplemente un saludo.

Hay algo que dice Pau Donés en el documental que lleva rebotando en mi cabeza un par de días: en el Valle de Arán «las cosas pasan a su debido tiempo». Sale el sol cuando tiene que salir y hace el frío que tiene que hacer. La primavera llega cuando llega la primavera. Esto suena a una de sus canciones, ¿no? El tiempo dura lo que dura el tiempo y eso. Pero tenía toda la razón, porque en la ciudad queremos saber cuándo va a ser y cuánto va a durar lo que sea (el cénit o la borrasca) y nos pasamos la vida anticipando o midiendo. Las cosas suceden a su debido tiempo, pero de su peso y de su importancia no siempre somos conscientes, como explica Pau acerca del gran sueño que le quedaba por ver cumplirse: un otoño más o dos de los que nosotros regalamos para simplemente contemplarlo, las nubes pasando por el cielo y las hojas de los árboles cambiando de color. Le pregunté varias veces si no era el tío más valiente que había pisado la tierra y me decía que menuda chorrada. Porque las cosas, como bien sabía Pau Donés, se terminan tal día como hoy, da igual lo que nos parezca a nosotros. A su debido tiempo, «què hi farem».

Confieso que pienso mucho y con miedo en la muerte porque uno es consciente de que los que se van se desvanecen y se pierden lo que sigue. Dejamos de pensar en ellos y al final nadie se acuerda tampoco de nosotros. Pau no buscaba permanecer en el mundo más tiempo del debido, pero lo ha conseguido. Sus nietos le conocerán «en la distancia», como dice en el documental. Él tampoco sabía vivir, iba improvisando, como nosotros. Tuvo una vida increíble y no dejó de sorprendernos con su forma de ser única. «Me encanta llorar, da mucho gusto», dijo Pau Donés.