Cataluña
Rufián, en modo «piel de cordero»
«Rufián se ha reunido con empresarios notables y ofrece ahora su cara más amable»
Pedro Sánchez, desde el alambre de los equilibrios de un Gobierno de coalición tan estable hasta ahora como conflictivo, sabe que algún día llegará la ruptura con sus socios. Es inevitable y la gran partida estratégica que disputan el inquilino de la Moncloa y Pablo Iglesias es cuándo y quién será el culpable del divorcio. Ambos tienen líneas rojas, con la particularidad de que no coinciden. Por eso, el presidente juega todas sus bazas, que son muchas más que las de su vicepresidente, desde el amago de acercamiento –real o cosmético– a Pablo Casado y el PP para grandes asuntos a la esperanza de que en Cataluña haya un Gobierno de ERC, presidido por Pere Aragonés, tutelado por Junqueras como Puigdemont hizo con Torra y respaldado por el PSC de Salvador Illa. Los «indepes» de ERC sostienen hace tiempo que la salida al enredo catalán pasa por una fórmula con la que les vaya bien a ellos y a los socialistas. Pau Guardans, nieto del histórico Cambó, empresario hotelero que ahora no pasa su mejor momento y ex–presidente de Barcelona Global, ya decía en 2019, cuando hablaba del «procés» que «no tenemos que hacernos daño a nosotros mismos», que es lo que temen en el bando «indepe» por la falta de acuerdo entre ERC y Junts, con los antisistema de la CUP, quizá, con la llave de todo incluidas sus exigencias. Nadie olvida el precedente, origen de tantas cosas. Puigdemont fue presidente por el veto a Artur Mas. Una historia similar podría repetirse, que es lo que temen en ERC. Es en ese escenario en el que Gabriel Rufián ha iniciado una ronda de contactos con empresarios notables de Cataluña en los que se presenta con su cara más amable, declara sus buenas intenciones y en algún caso justifica que «ser independentista es un estado transitorio» en alguien de izquierdas. Todo para allanar el camino, ahora complicado, a un Govern de ERC con apoyo en segundo plano de los socialistas. En definitiva, Gabriel Rufián en modo «piel de cordero». Lo decía el contrarrevolucionario Joseph de Maistre, recordado por el analista financiero Juan Ignacio Crespo, (1753-1821), «lo que importa no es la razón, sino el poder».
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