Opinión
Revolcón del TSJM a la izquierda
Afortunadamente hay jueces en Madrid dispuestos a garantizar nuestro ordenamiento constitucional
Los madrileños acudirán el 4 de mayo a las urnas, a pesar del patético intento de filibusterismo político del PSOE y Mas Madrid que presentaron sendas mociones de censura cuando ya sabían que Ayuso había disuelto la Asamblea. El escenario era insólito y el presidente de la Cámara, un dirigente de Ciudadanos, y sus compañeros de la izquierda decidieron seguir adelante con una interpretación tan inconsistente como sesgada políticamente. No entender la diferencia entre acto político y norma jurídica es asombroso, así como aceptar que se vacíe de contenido la competencia estatutaria que tiene la presidenta de la comunidad. El intento de dar validez a un fraude de ley, que era la maniobra de la izquierda, no ha tenido recorrido, porque el TSJM ha validado la convocatoria. Lo increíble hubiera sido que aceptara un operación partidista de obstruccionismo parlamentario con la sorprendente aquiescencia de los letrados de la Asamblea. La disolución se produce en el momento en que la presidenta de la comunidad firma el decreto y se comunica oficialmente a la Cámara.
La excusa de la publicación en el BOCAM no tenía fundamento, porque el pleno efecto actuaba desde su aprobación. No se trata de una ley o reglamento, sino de un acto político estatutario que tiene la forma de decreto. Afortunadamente hay jueces en Madrid dispuestos a garantizar nuestro ordenamiento constitucional y, en este caso, estatutario. Fue un acierto jurídico, pero también político de Ayuso, porque la izquierda habría presentado una moción de censura. La izquierda política y mediática llevaba meses acosando a Ayuso y su gobierno, insistiendo en la necesidad de presentarla y pidiendo a Ciudadanos que rompiera. Los dirigentes socialistas tenían claro que había algunos diputados, hablaban de tres o cuatro que tenían identificados, que podían romper la disciplina de su grupo. La situación de inestabilidad en el seno de Ciudadanos, como se demostró con la fracasada operación de Murcia, hacía inviable la continuidad del gobierno de coalición. Lo más sensato y razonable ha sido disolver para pedir que sean los madrileños, sin operaciones en las covachuelas del poder socialista, los que decidan qué gobierno quieren. No hay duda de que serán unas elecciones de infarto y que Ayuso asume un importante riesgo al grito de «Libertad o socialismo». Los votantes tendrán que elegir entre un gobierno del PP, con el apoyo de Vox, o del PSOE con los comunistas y antisistema de Mas Madrid y Podemos, si consigue entrar.
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