Opinión
Jueves Santo
El pueblo católico español vive la Semana Santa a modo de tragedia íntima y popular
Hoy es uno de esos tres jueves que canta la devoción popular «Tres jueves hay en el año que relumbran más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión». Por segundo año consecutivo, vivimos una Semana Santa sin las cofradías y pasos procesionales por las calles de España.
Ni Zamora o Valladolid –con su sobrecogedor silencio castellano–, ni Sevilla o Málaga –con sus doloridas saetas y la Legión desfilando como escolta de honor de su Cristo de la Buena Muerte–, darán hondura penitencial y popular a las raíces cristianas de una España que, alejada de la Cruz, no se entiende ni se explica en su genuina identidad nacional e histórica.
Unamuno escribió en 1913 «Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos». En España la piedad y devoción populares se expresan en una imaginería artística con el calor y el color propios de nuestra diversidad, que sale a la calle enlutada en estos días que se recuerda y conmemora la Pasión del Redentor y Salvador.
El pueblo católico español vive la Semana Santa a modo de tragedia íntima y popular, coronada en la victoria del Domingo de Pascua; y como el eco de este clamor profundo, resuena y se propaga en las Españas «que están en lejanía tras las aguas inmensas», evangelizadas por la Madre Patria peninsular.
Hoy, la pandemia vuelve a obligarnos a vivirla en la intimidad de las conciencias y los corazones. Creciendo hacia dentro.
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