Sociedad
Sodoma y Gomorra socialistas
La obsesión por el sexo de la izquierda socialista y comunista está llegando a niveles patológicos. Mantener un ministerio dedicado exclusivamente a subvencionar a todos los chiringuitos dedicados a publicitar la ideología de género LGTBI –que tiene como objetivos la eliminación del heteropratiarcado y la imposición de la «diversidad sexual» definida al margen de la biología y basada en la autodeterminación de la persona según sus gustos, preferencias, sentimientos, orientación o identidad en torno a la sexualidad– convierte al ser humano en un ente sexual indefinido, que puede ser mujer por la mañana y varón por la tarde, o viceversa; pasando por una tercera variante al mediodía. Ahora se está dando otro salto cualitativo en esa pervertida dirección, mediante la educación de los niños en la materia, para conseguir que elijan a temprana edad la orientación sexual que más placer les proporcione. Para ello, es previo conocer su sexo, por cuanto no pueden elegir libremente lo que «desconocen». Lo denominan para las niñas el «coñocimiento», tal y como proclama la guía editada por el Ayuntamiento socialista de Getafe, una obscena aberración que provoca vergüenza ajena.
Hasta ahora, hay términos acuñados en nuestra cultura para definir todo esto: corrupción de menores, depravación, inmoralidad… calificativos de conductas que definen a una sociedad que llega a esos niveles de decadencia moral, y que ahora pretenden convertir en una expresión más de la libertad y la igualdad «de género». Para todos, todas y todes estos, Sodoma y Gomorra son ciudades de referencia en la materia.
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