Pedro Sánchez

¿Por qué no te aprietas el cinturón tú, Sántxez?

Sántxez va camino de hundir la riqueza nacional más aún que el inútil de Zapatero. Ahora el remedio contra la crisis pasa por un subidón fiscal de 78.518 millones

Que con menos impuestos se ingresa más lo teorizó Arthur Laffer en la celebérrima servilleta que garabateó a Cheney en 1976. Sensu contrario, el genio de Ohio demostró que hay un momento en el cual las subidas de impuestos provocan un desplome de la recaudación porque el contribuyente opta por el fraude, por no gastar o por un subsidio que compensa más que currar. Las rebajas de impuestos de Reagan y Thatcher provocaron el mayor crecimiento de sus respectivas economías de los últimos 60 años. Algo parecido a lo que ejecutó el PP con Aznar y a la receta aplicada por el segundo Rajoy, una senda virtuosa invertida desde la llegada de Sántxez a Moncloa. Pero seguramente fue la liberal Esperanza Aguirre la que mejor entendió la Curva de Laffer. Y la aplicó recortando el tramo autonómico del IRPF y eliminando esa doble imposición que es el tributo sobre el Patrimonio o las Donaciones o la triple que constituye ese gravamen a los muertos mal llamado de Sucesiones. Resulta ocioso, pues, explicar por qué la confiscadora izquierda hunde la economía cada vez que gobierna y por qué el PP la recupera cuando es su turno. Sántxez va camino de hundir la riqueza nacional más aún que el inútil de Zapatero. Ahora el remedio contra la crisis pasa por un subidón fiscal de 78.518 millones. La excusa de mal pagador es que la brecha fiscal de España con el resto de la UE es de siete puntos. Un engaño como la copa de un pino por cuanto en nuestro país la economía sumergida es un 65% superior a la media europea. Sea como fuere, Sántxez se va a cargar definitivamente la economía en general y a la clase media en particular. Porque a los Amancios Ortegas de la vida estas cuitas les importan un pepino: aprietan un botón y en un segundo ponen toda su fortuna a buen recaudo en el paraíso fiscal de turno. Nos vamos a enterar de lo que vale un peine; habrá impuestazo al diésel, que astillarán los propietarios de los 13 millones de vehículos de este tipo. También encarecerán el coste de la matriculación de coches y de los billetes de avión, nos cobrarán por circular por las autovías por primera vez en 40 años, dispararán el IVA reducido y el hiperreducido (el de los alimentos) y el impuesto de sociedades y, en el colmo de la golfería, se cargarán la autonomía fiscal de las comunidades resucitando un Impuesto sobre el Patrimonio abolido por confiscatorio en toda Europa, Sucesiones y Donaciones. Eso sí, los chiringuitos, los coches oficiales, los 22 ministerios (Rajoy tenía 13), la pasta para comprar a los independentistas catalanes y para contentar a los bilduetarras no se toca. Lo de los peajes en las autovías se pagaría en un pispás aboliendo el Ministerio de Irene Montero, que emplea sus 451 millones en peligrosas chorradas como convencer a los niños de que son niñas y viceversa, cerrando RTVE (otros 473), eliminando la publicidad institucional (100 kilos más) o cortando el grifo del rescate a la chavista aerolínea Plus Ultra. No sólo nos robarán sino que, además, con este saqueo se cargarán la economía para décadas. La pregunta a Falconetti es perogrullesca; ¿por qué no te aprietas el cinturón tú en lugar de asfixiarnos a los demás?