Política

Sánchez contra Ayuso = Más Ayuso

Díaz Ayuso empezó como Esperanza Aguirre, con una imagen de insolvente y alocada, era fácil confrontar con ella porque ni los barones del PP la tomaban en serio. Pero su éxito ha desmoronado el tablero de juego

Los primeros días de resaca electoral son los más peligrosos, por eso los perdedores tratan de esconderse. Inés Arrimadas ha pasado de puntillas, sin hacer ruido alguno, para evitar que la dimisión de Pablo Iglesias, que renunció a pesar de subir tres escaños, se la llevase por delante por desaparecer del parlamento madrileño.

Tan insignificante es, hoy por hoy, Ciudadanos que nadie se ha interesado por cómo digerían la catástrofe.

A Sánchez, las elecciones también le han dejado tocado. Como es bien sabido, su estrategia de supervivencia ha tenido tres fases: el primer día, echó tinta de calamar para tapar su responsabilidad, acotó las ejecuciones en el PSOE de Madrid. El segundo día, inició la guerra interna en Andalucía con las primarias y, el tercero, arremetió contra los históricos socialistas Nicolás Redondo y Joaquín Leguina.

Pero, una vez sofocado el incendio, quedan los rescoldos y estos le están quemando los zapatos. El ambiente político ha cambiado y nadie descarta un vuelco hacia el Partido Popular, el gobierno está siendo, por primera vez, blanco de la mayoría de críticas.

Díaz Ayuso empezó como Esperanza Aguirre, con una imagen de insolvente y alocada, era fácil confrontar con ella porque ni los barones del PP la tomaban en serio. Pero su éxito ha desmoronado el tablero de juego, ahora, sus tesis y posiciones marcan las de su partido que ha visto como ha contenido el crecimiento de Vox y ha devuelto a los populares porcentajes de voto propios del bipartidismo.

El PP ha reaccionado como era de esperar, poniendo a Ayuso como buque insignia. Lo que sorprende es el viraje del PSOE que ha entrado en una competición para disputar a la madrileña el campeonato del más liberal.

De atacarla por mantener los bares abiertos y no imponer confinamientos más duros, en veinticuatro horas le disputan la carrera por abrir los estadios de futbol y asegurar que ha llegado la hora de los abrazos y de recuperar la economía.

La controversia actual es la campaña de vacunación. Hay millón y medio de personas que recibieron la primera dosis de AstraZeneca y, a día de hoy, no saben si recibirán la segunda o se les administrará otra vacuna.

Es fácil pronosticar que se pondrá la segunda dosis a partir de la semana que viene y no porque el gobierno lo quiera, porque ha quedado claro que tiene algo contra la compañía anglosueca aunque no se haya dignado a explicar qué es, sino porque la presidenta Ayuso ha entrado en el conflicto, anunciando que la semana que viene inyectará la segunda toma a los 140.000 madrileños que están fuera del plazo de las doce semanas, si lo quieren ellos.

La posición de Díaz Ayuso tiene dos ventajas, que muchos ciudadanos quieren terminar ya el proceso de vacunación y que están a punto de caducar y nadie entendería que por la ineptitud manifiesta del gobierno se perdiesen.

En definitiva, cada vez que Sánchez confronta con Ayuso la hace más grande.