Política

La Iglesia de los indultos

La Iglesia es una obra de Dios dirigida por hombres que a veces son falibles y débiles

Este domingo publicábamos una interesante entrevista con el presidente del PP, Pablo Casado, donde asumía compromisos importantes para el momento en que alcance el gobierno. Y todas las encuestas, incluidas las monclovitas, muestran que será después de las elecciones generales. Por ello, Sánchez tiene muy claro que agotará legislatura y esperará que en 2023 el escenario será más favorable. Habrá que recordarle al líder popular sus compromisos, pero todo indica que ha aprendido de los errores cometidos por su antecesor, ya que prestó una nula atención a las cuestiones ideológicas. Es verdad que afrontó con éxito la lucha contra la crisis económica y la tecnocracia más fría e impersonal caracterizó sus gobiernos. Casado revertirá «todas las leyes sociales» del PSOE y Podemos. Es una gran noticia, porque no muestra los complejos característicos, como me temía, del centro derecha. Ahora empieza un vía crucis hasta 2023 donde la izquierda política y mediática le masacrará. No puede esperar nada, como era previsible, ni de la CEOE de Garamendi, siempre ansioso del aplauso y los favores gubernamentales, ni de una Iglesia miope dispuesta a complacer a los ateos, populistas e independentistas. Nada que nos tenga que sorprender.

La Iglesia es una obra de Dios dirigida por hombres que a veces son falibles y débiles. Es lógico que un católico como Casado no se sienta identificado con «la Iglesia que apoya indultos». Me sucede lo mismo y mantengo la «x» en la declaración de la renta porque ahora vivo en Madrid y no en Barcelona. Es verdad que cada año tengo la tentación de no ponerla, porque nada puedo agradecer a una Iglesia que en Cataluña ha dado la espalda a los que no somos independentistas. El cardenal Omella ha mostrado, lo digo con dolor, que están al lado de los ateos, populistas e independentistas e ignoran a los que defienden la Constitución, la democracia y la convivencia. Es triste que el cardenal arzobispo de Barcelona y los miembros de la Conferencia Episcopal se sientan más próximos de los que producen el dolor que de aquellos que lo sufren. Esta es la Iglesia oficial que sufrimos y es lógico que el PP se sienta alejado de ella. No le doy la espalda porque soy católico y pienso en tantos sacerdotes que están al margen de la púrpura y la política.