Economía
El admirable banquero
«El medio mejor para ganar mucho es no querer ganar demasiado»
A lo largo de mi dilatada vida profesional –escribí en El Mundo hace un par de años y reproduzco ahora– he tenido ocasión de conocer a casi todos los banqueros españoles de relieve. Francisco González me impresionó desde el primer momento por su seriedad, su responsabilidad, su capacidad profesional. Destaca en él la discreción, los buenos modos, la moderación y la prudencia.
Todavía joven, se alzó con la presidencia de Argentaria. En unos años demostró su habilidad para la negociación y su visión de futuro, consiguiendo la fusión de su Banco con el Bilbao Vizcaya. Triunfó enseguida en toda Iberoamérica y engrandeció la nueva institución. A él se debe además el desarrollo tecnológico del Banco en la Edad Digital, en la que ya estamos.
Todos o casi todos subrayábamos en mi profesión la honradez de Francisco González. No voy a entrar en asuntos judiciales, pero creo sin fisuras en la declaración del gran banquero: «No sabía quién era Villarejo ni recibí sus informes».
Francisco González, siempre desde la mesura y la discreción, es hombre de conversación grata y cultura extensa. Para él la economía significa virtud en la pobreza, prudencia en la burguesía y, en ocasiones, vicio en la opulencia. Atendió siempre a los desfavorecidos, y podía decir con Oscar Wilde: «Pedir a los pobres que hagan economías es grotesco… Es como aconsejar que coma menos el que se está muriendo de hambre».
Creó Francisco González millares de puestos de trabajo. Ayudó a todos sin que la mano derecha se enterase de lo que hacía la izquierda. Destacó siempre por la austeridad personal. Es uno de los hombres verdaderamente grandes que ha dado la Banca española.
No se le conoce a F. G. una excentricidad, una salida de tono. Recordaba en su época más brillante al Telémaco de Fenelón: «El medio mejor para ganar mucho es no querer ganar demasiado». Nunca fue un esclavo del dinero. Francisco González es rico por su honradez, por su solidaridad y su cultura.
Vivimos una época en que la cobardía zarandea a casi todos. Apenas tengo trato personal con F. G. Pero me siento en el deber de reiterar otra vez lo que pienso. Francisco González es la honradez personificada.
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