Juegos Olímpicos

Canela Fina | España necesita un gran ministro del Deporte

Necesitamos contar con un gran ministerio del Deporte, gestionado por una personalidad de relieve

Japón ha dado ejemplo al mundo de seriedad y solidaridad. La Monarquía nipona es la Institución más antigua del mundo actual. Cuando Píndaro escribió hacia el 470 a. C. sus Epinicios, sus Odas triunfales, cantando los Juegos Olímpicos, reinaba en Japón el emperador Kosho, heredero de Itoku. La dinas-tía de los Tenno se ha prolongado hasta el Emperador Naruhito que hace el número 126 de la dinastía.

Carlos Ferrer Salat ha sido uno de los hombres realmente importantes del último tercio del siglo XX. Un día me dijo: «Me tienes que ayudar. Hemos conseguido que los Juegos Olímpicos se celebren en Barcelona, gracias a Samaranch, y no podemos hacer el ridículo». Estábamos en Nueva York en una reunión de la Comisión Trilateral convocada por Rockefeller, pero la preocupación de Ferrer Salat se había desviado hacia el papel de España en los Juegos Olímpicos. Y efectivamente con la habilidad que le caracterizaba recabó fondos privados y puso en marcha una serie de planes para la formación de nuestros deportistas.

Todavía vivimos de la gestión deportiva de Ferrer Salat. Pero languidecemos, a pesar del entusiasmo de algunos comentaristas. Los cinco grandes países de la Europa Occidental son Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y España. Las medallas de oro determinan la clasificación olímpica. Gran Bretaña nos derrotó por 22 medallas a 3; Francia por 10 a 3; Alemania por 10 a 3 e Italia por 10 a 3. Gran Bretaña ha ocupado el puesto 4 en la clasificación general; Francia, el 8; Alemania, el 9; Italia, el 10. España, el 22. (En Río fuimos el 14). No hemos hecho el ridículo, pero nuestra participación en los JJ OO 2020 no ha pasado de discreta.

Sin embargo, nuestros atletas en nada tienen que envidiar a los de las naciones con las que compartimos la hegemonía política, económica e histórica europea, si bien carecemos de una política deportiva adecuada. Basta con analizar a los últimos ministros del Deporte. Se han dedicado sobre todo a enchufar a parientes, amiguetes y paniaguados. Y a multiplicar el gasto público de sus ministerios.

La enseñanza de los Juegos Olímpicos de Tokio está clara. Además de estimular al máximo la iniciativa privada, necesitamos poner en marcha un gran ministerio del Deporte y contar con una personalidad de relieve para gestionarlo.

Luis María Anson de la Real Academia Español