Vacunación

Vacunas y responsabilidad

La vida en sociedad es una mezcla de libertad individual y de responsabilidad hacia los demás. Lo uno y lo otro, no lo uno sin lo otro.

Esta semana llegamos felizmente (aunque algo más tarde de lo previsto) al 70% de españoles vacunados frente al covid. La mala noticia es que los expertos ya no consideran que ese porcentaje suponga la inmunidad de grupo. La buena, que el número de ciudadanos mejor protegidos contra la enfermedad ya es muy elevado. El negacionismo sobre las vacunas es mínimo en España y, como consecuencia, no ha sido necesario abrir el debate de si habría que obligar a ponérsela por ley. Sorprende, sin embargo, que algunos de quienes se niegan sean trabajadores de residencias de ancianos y de centros sanitarios.

Un empleado tiene prohibido fumar delante de un anciano o de un enfermo, pero ese empleado sí puede respirar o toser delante de un anciano o de un enfermo, aunque no haya querido vacunarse.

Varios tribunales han desautorizado a los gobiernos autonómicos que han pretendido exigir el certificado covid para entrar en determinados lugares públicos, como la hostelería. La decisión es tan mayoritaria que solo cabe pensar que esos jueces tienen razón al aplicar la legislación vigente. La lección es que, de la misma manera que en su día hubo que endurecer la ley para, por ejemplo, prohibir que se fume en interiores (salvo en el hogar), será necesario legislar para que ese certificado covid tenga validez para establecer el derecho de admisión o qué trabajos no se pueden realizar. Nadie tiene la obligación de vacunarse si no lo desea. Ese comportamiento no ha de ser castigado por la normativa, aunque pueda resultar moralmente reprobable. Pero la sociedad sí tiene el derecho de protegerse de quienes pueden ser peligrosos para los demás. Quien, ejerciendo su libertad, no se vacuna es un riesgo para la salud de sus conciudadanos y debe asumir que eso tiene consecuencias. Hace meses, se debió legislar para que, por ejemplo, los toques de queda se pudieran establecer sin necesidad de decretar el estado de alarma. Conviene hacerlo, ahora, sobre los no vacunados por decisión propia.

La vida en sociedad es una mezcla de libertad individual y de responsabilidad hacia los demás. Lo uno y lo otro, no lo uno sin lo otro.