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Angela Merkel

Pantera entre mininos

Nadie tan empeñada en salvar el trasatlántico europeo como la mujer que dirigió Alemania y rescató Europa. Lo logró, en tiempos revueltos, con el euro a punto de evaporarse en una colada volcánica

Despedimos a la canciller de hierro. Angela Dorothea Merkel (Hamburgo, 1954) fue un gigante en días de políticos histéricos y pensadores con el cerebro hipotenso. Adiós a la mujer milagro, con su cara de pan protestante y su apariencia de contralto en un coro de Bach. Hablaba con lengua recta cuando los flautistas de Hamelin tocaban a degüello. Nadie tan empeñada en salvar el trasatlántico europeo como la mujer que dirigió Alemania y rescató Europa. Lo logró, en tiempos revueltos, con el euro a punto de evaporarse en una colada volcánica. Imagino que no lo olvidaron. La prima de riesgo amenazaba con volarnos los huevos y los hombres de negro asaltaban los bancos centrales. Para embridar la crisis el Bundesbank predicaba hambrunas. Había charlatanes en todas las esquinas, profetas del meteorito, baladistas del odio, y las economías meridionales desfilaban por la bancada del miedo. Parecía que estábamos a punto de convertirnos en Albania. Ebrios de deuda e hipotecas basura, partimos de la miseria y alcanzamos a velocidad turbo las más altas cotas de la nada. Cuando todo parecía apagarse, resignados al asalto incontenible de los enanos populistas, Merkel puso pie en pared. Obstinada con rescatar la UE, venció a sus enemigos, ordenó Bruselas, trajo a un millón de refugiados y plantó cara a Donald Trump. Se licenció en física en Leipzig, en 1978. De la ciudad donde Bach ejerció como Thomaskantor durante casi treinta años. Cuenta la Wiki que de allí trajo una tesis sobre la «Influencia de la correlación espacial en la velocidad de reacción de reacciones elementales bimoleculares en los medios densos». Después se doctoró con un estudio sobre «el cálculo de las constantes de velocidad de las reacciones elementales en los hidrocarbonos simples». Cuento esto porque contrasta sobremanera con el currículum de los penenes que poblaron los viveros de la nueva política. Aquellos jóvenes con ínfulas de cardenal, héroe o pope hicieron carrera a falta de una plaza universitaria, mientras que Merkel tiene todo el aspecto de político por accidente. Fue la última pantera entre camadas de mininos, con el continente achicado entre el ogro ruso, los caciques chinos, la traición británica y el desprecio estadounidense.

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