Pedro Sánchez

El regalo de cumpleaños de Sánchez

Es perseverar en la estrategia de una sociedad subvencionada como hacían los faraones egipcios

A todos nos gustan los regalos. He de reconocer que me hace una gran ilusión cuando me dan un libro. Tuve la mala suerte, en este terreno, de nacer unos días después de Reyes, por lo que mi cumpleaños quedaba diluido y mis padres agrupaban los regalos. Mis padrinos eran los abuelos y hacían lo mismo. No tengo la más mínima duda de que salía perdiendo con respecto a mis amigos. Al final me acostumbré a no celebrar mi cumpleaños. Mi padre era muy detallista, siento no haberlo heredado, aunque intento mejorar con el tiempo, y me recordaba todas las fechas señaladas. Incluso llegaba al extremo de hacer los regalos en mi nombre a mis ahijados. Compartíamos el mismo santo y me llamaba para felicitarme, algo que tendría haber sido al revés, pero estaba acostumbrado y se hubiera sorprendido de que no me olvidara. No lo conseguí nunca a pesar de mi permanente propósito de enmienda. Lo que siento es no haber tenido a Sánchez en mi vida, porque me hubiera regalado un bono joven cultural de 400 euros.

Es un acto generoso, porque el año en que se alcanza la mayoría de edad y, por tanto, se podrá votar, todos los agraciados recibirán un cheque, espero que firmado por él y acompañado por un tarjetón cariñoso personalizado. A esas edades es un dinero que se acogerá con satisfacción y agradecimiento. Hay que reconocer que consigue dos objetivos con un solo acto, algo que es un ejercicio de virtuosismo político, porque se congracia tanto con los jóvenes como con el mundo de la cultura. Es un acertado progresismo propagandístico a costa de los Presupuestos del Estado. Me parece un gesto inteligente y difícil de criticar, aunque sea una forma hábil de conseguir votos. Es coherente con las prácticas de la izquierda, porque no hay nada mejor que poner dinero para conseguir el apoyo en las urnas. Es perseverar en la estrategia de una sociedad subvencionada como hacían los faraones egipcios cuando construían las pirámides, además de hacerlo por razones religiosas y de prestigio, o los emperadores romanos con el pan y circo. Sánchez avanza en esa línea que se considera progresista y que le dará muy buenos resultados. Lástima que no llego a tiempo para que me haga un regalo de cumpleaños.