Opinión
Fabricando empresas
Cartas desde Singapur
Sin empleo la sociedad queda a la deriva, se desestabiliza y el estado se desmorona. Es una consecuencia directa de la perdida de dignidad. El trabajo dignifica. Es una frase que admite muchísimos matices, pero al final del día no hay nada que lo haga más que poner comida encima de la mesa.
El mercado no siempre da esta oportunidad. No es fácil entender los mecanismos que lo hacen crecer a un ritmo superior al actual. Cuando las oportunidades dejan de aparecer y el crecimiento se estanca es cuando los gobiernos se abrazan esperanzados a la bandera del emprendimiento sin creer necesariamente en él. En realidad, lo que querrían decir es que no hay oportunidades y que te las tienes que crear tú. El paro juvenil sigue siendo escandaloso y precario, pero descorchemos el champán por haber llegado a un paro total del 14.57%.
Si de verdad creyésemos en el emprendimiento y no en el método Juan Palomo existen infinitos mecanismos para nutrir nuestro ecosistema de innovación. Un ambiente en el que nuestras PYMES puedan crecer y prosperar. No es cuestión de un sistema de ayudas como las del plan Madrid+T del ayuntamiento de Madrid, que también, sino de crear una arquitectura que permita la comercialización de tecnología desde su creación en un laboratorio de universidad o centro de investigación hasta su ejecución en forma de empresa. Esto ha de ir acompañado de la creación de talento, teniendo una visión critica de las capacidades y tecnologías que queremos desarrollar en los próximos 10 años. Debemos entender las deficiencias de nuestro sistema y diseñar con las universidades y empresas una educación a prueba de futuro que permita nutrir el sistema de talento nacional. Porque las ideas necesitan de personas que las ejecuten debemos prepararnos. Estupendo. Ya tenemos la receta, ¿ahora qué? ¿Esperamos sentados a que alguien la implemente? ¿Cómo podemos poner en marcha iniciativas que alimenten la creación de empleo mientras se arreglan las bases que permitan a la innovación prosperar? Una posible respuesta es la creación de fábricas de empresas dentro de las propias compañías.
En Singapur, donde resido actualmente, acaban de poner en marcha una factoría de empresas pública Venture Launchpad dotada con siete millones de euros. Buscan incentivar a las compañías a crear nuevas sociedades con potencial de crecimiento. El objetivo es que las mismas se externalicen y se instalen en el país, creando negocios que generen grandes beneficios, empleo y que les ayuden a ser más líderes en los sectores que quieren desarrollar. Todo en un espacio de 6 meses.
Durante este periodo, las empresas (multinacionales o grandes empresas locales) trabajan con compañías de referencia como BCG Digital Ventures, Leap by McKinsey o Mach49 para validar los conceptos, desarrollar un plan de negocio invertible y allanar el terreno para el lanzamiento de la compañía. Las actividades que cubren con dinero público empiezan con una primera etapa en la que se seleccionan las ideas a validar: mapeo de oportunidades, la priorización de ideas y entendiendo los recursos de los que dispone la empresa (propiedad intelectual, marcas, laboratorios, expertos…). A esta le sigue una fase en la que se valida el concepto a través de entrevistas con posibles clientes, creación de prototipos y elaboración de estrategias de mercado. Una vez el proyecto es considerado viable, se dota a la empresa de capital inicial y un equipo fundador. Tras esto, Singapur se guarda el derecho a invertir en una segunda etapa de aceleración.
Durante el proceso, Singapur cofinancia el 50% de los costes (hasta 450.000€) relacionados con la validación del concepto. También se aseguran de que haya una transferencia de capacidades para que la compañía integre la factoría de empresas como parte de su ADN. Es una clara propuesta de valor para el país que ve en las compañías la capacidad de innovar y crear nuevas empresas aprovechando sus recursos internos y sus clientes.
Creo que España podría lanzar una iniciativa similar a nivel autonómico que generase crecimiento y beneficio en las distintas comunidades. Ayudaría también a redistribuir el talento y la riqueza dentro de nuestro territorio. Pasito a pasito abandonaríamos la etiqueta de país de vacaciones para adoptar una nueva identidad como epicentro de innovación.
P.D: España, te echo de menos
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