Política

Las protestas contra el Gobierno

Lo doloroso para la izquierda es que la calle ya no es suya

Lo primero es constatar que ya le gustaría al PP estar en el Gobierno y sufrir todo tipo de protestas. Es una obviedad, pero es bueno recordar que las cosas se ven distinto en función de si se está gobernando o pasando frío en la oposición. Por tanto, Sánchez está muy contento en La Moncloa. Los radicales le llamaban okupa, porque había llegado gracias a una moción de censura y ahora es su inquilino en propiedad. Hasta que desalojó a Rajoy del poder parecía que iba a ser una estrella fugaz y los antisanchistas son ahora sus más fervorosos hagiógrafos. No hay nada como el poder para lograr conversos. Me recuerda cuando el Rus de Kiev fue cristianizado, porque nada mejor que el apoyo del poderoso Imperio Romano de Oriente. Vladimiro I el Grande se quería casar con la princesa Ana, hermana de Basilio II, que era, además, porfirogéneta, es decir, hija legítima del emperador reinante nacida en la cámara púrpura del palacio de Bucoleón. Por tanto, un auténtico pelotazo para el príncipe de Kiev. A nadie le puede sorprender que se bautizara para culminar su ambición. Con ello se acabó el paganismo. La Historia está llena de conversiones interesadas, aunque luego resulten muy efectivas.

Sánchez tiene ahora la calle muy revuelta y las protestas sociales se suceden mientras el PP sigue el previsible guion de apoyarlas como buen opositor. El enemigo de mi enemigo es, obviamente, mi amigo. Es cierto que en muchos casos coincidirá con los planteamientos de huelguistas y manifestantes. Lo doloroso para la izquierda es que la calle ya no es suya, aunque tenga a los demagogos populistas de Podemos convertidos ahora en la casta. Algún ingenuo creyó que Sánchez compraba la paz social con su coalición con Iglesias, pero era un planteamiento en exceso optimista. Es verdad que ha sido muy generoso con la chequera y sus mariachis olvidan que la espectacular espiral de deuda la pagaremos todos los españoles. No es malo tenerlo en cuenta, porque se ponen estupendos con esa chorrada del gobierno más socialmente comprometido de la Historia. A la izquierda le caracteriza su mala gestión económica y sus excesos a cargo de los presupuestos para comprar voluntades. El dinero no sale gratis de los cajeros.