Alberto Garzón

Las tonterías del ministrillo Garzón

«Su última ocurrencia es llamar a los padres a una “huelga de juguetes” contra la publicidad sexista»

Es verdad que el ministrillo de Consumo, Alberto Garzón, es capaz de sorprender a propios y extraños con sus excentricidades. Es la consecuencia de sentar en el consejo de ministros a un comunista radical, inexperto, con escasas competencias y menos luces. No creo que merezca la pena glosar su falta de preparación, porque es una evidencia universalmente conocida. A estas alturas no se le conoce ninguna iniciativa digna de consideración y es lógico que no renuncie a los privilegios de su cargo. España es un país donde funciona muy bien el ascensor social de la política, como han podido comprobar los podemitas. No dejará el cargo, porque sería perder un sueldo magnífico. Al ministrillo le gustan las ocurrencias y ahora la ha tomado con los juguetes. No sé si será la consecuencia de algún trauma infantil. Es probable que en su acomodada familia decidieran ponerle pocos juguetes cuando era niño o no le dejaran jugar con muñecas. Como desconozco el origen de sus manías, prefiero no profundizar en ello, pero tiene unas ideas muy raras.

He vivido en un ambiente más liberal que el suyo y nunca me he dejado seducir por los estereotipos. Mis tres hijas son feministas activas y comprometidas, algo de lo que me siento muy orgulloso, y han tenido todo tipo de juguetes. No sufrieron ningún trauma como los que me temo atenazan al ministrillo. Su última ocurrencia es llamar a los padres a una «huelga de juguetes» contra la publicidad sexista. Supongo que el siguiente paso será elaborar un catálogo con los permitidos y los prohibidos, para que las familias sepan cuáles son políticamente correctos. Es bueno recordar que los amigos de Garzón, como los hermanos Castro, fueron redomados machistas y que en los países donde desgraciadamente ha gobernado el comunismo se ha marginado a las mujeres y otros colectivos como los homosexuales. No me sorprenden las chorradas del ministrillo, porque sin competencias no tiene otra salida que dar rienda suelta a sus obsesiones. Nadie se puede tomar en serio esta huelga, aunque le ha dado la oportunidad de tener unos minutos de gloria haciendo el ridículo. Ahora quedo a la espera de un manual de instrucciones para saber qué tipo de juguetes son sexistas.