RTVE

Dejen en paz a Rigoberta

La aguafiestas de Montero ha tenido que apropiarse de la canción que era ganadora

El Benidorm Fest tiene visos de convertirse en otro disparate nacional. Confieso que no he sido nunca muy fan de Eurovisión. Me parecía una competición de otra época, de cuando suspirábamos por ser europeos y la televisión era en blanco y negro. Pero lo que más me tiraba para atrás era el patetismo de las canciones. Una apreciación subjetiva compartida, sin embargo, con el jurado del festival que nos ha relegado a las últimas posiciones durante años o décadas (ya no lo recuerdo). Está edición parecía que podía ser diferente. La celebración del Benidorm Fest para elegir a nuestro representante en Eurovisión contaba con un cartel super interesante del panorama musical español. El rapero Rayden, Varry Brava y su homenaje a la inigualable Raffaella Carrâ, las Tanxugueiras o las explosivas Azúcar Moreno. Entre todas las propuestas, sobresalía, a mi juicio, la de Rigoberta Bandini con su «Ay, Mamá». La primera vez que la escuché me pareció un rompe pistas. La canción lo tiene todo. Es pegadiza (quizás demasiado: ma-ma-ma-ma-ma...) y conquista con la forma y el fondo. La entrada en escena con vestido de novia y gafas de sol negras es una mezcla del Columpio Asesino y la Martirio. Igual que las primeras letras apelando a la menstruación. ¿Es necesario? Preguntan algunos. Pues igual de necesario que es para C. Tangana cantar que tiene un «cohete en su pantalón» y nadie se tira los pelos. «Ay, Mamá» es, sobre todo, una canción generacional que representa a muchísimas mujeres jóvenes y no tan jóvenes de distintas ideologías y de todas las condiciones sociales. Hasta que apareció la aguafiestas de la ministra de Igualdad, Irene Montero, que tuvo que apropiarse de la canción para convertirla en un nuevo mazo con el que golpear a los adversarios políticos. También algún despistado o despistada de la derecha le ha acusado de ser una «feminista casposa de la teta» y un exponente de la extrema izquierda.

Paula Ribó, la persona detrás de Rigoberta Bandini, no responde a ningún cliché ideológico por mucho que se lo propongan algunos. «Ay, mamá» es una canción fresca y reivindicativa cantada por una artista emergente y con un talento enorme. La pena es que Televisión Española no se haya dado cuenta de que tenía delante de sus narices a una ganadora en potencia de Eurovisión.

Capítulo aparte ha sido el tongo de la votación popular. Tiene miga la cosa cuando la corporación está lanzando una campaña para que los españoles voten qué tipo de Radio Televisión pública quieren. ¿Por qué preguntan si luego no van a hacer caso del resultado de las votaciones? La coronación de Chanel (sí han leído bien, Chanel) o, con todo el respeto, la aspirante a JLo española, fue con el 4% del voto del público. Es bochornoso. Igual que Galicia en Común y BNG decidan llevar al Congreso la cuestión del Benidorm Fest en apoyo a la actuación coral de las Tanxugueiras, que obtuvieron el 70% de los votos de la audiencia. No tendrán sus señorías cosas más importantes que hacer que trasladar la polémica del festival a la sede de la soberanía nacional. ¿Éstas son sus prioridades? Que tomen nota los gallegos. Mientras tanto, España vuelve a una candidatura de purpurina y bailes sensuales, que es lo que le gusta al jurado de TVE, y yo bailaré a Rigoberta.