Opinión

Bajen los impuestos

Lo dijeron ayer alto y claro tanto Feijóo como Ayuso: bajen los impuestos. Es grosero que mientras las familias se empobrecen por la escalada de la luz, el gas y los combustibles, el Gobierno aproveche la coyuntura para ingresar más. Si sube la gasolina sube también lo que se ingresa por las tasas de la gasolina. Luego mientras los ciudadanos pagamos más y más por sobrevivir, el Ejecutivo se lucra con estas subidas escandalosas que deberían ser frenadas de la única manera posible: suspendiendo temporalmente los impuestos a estos productos, o aplicándoles el IVA súper-reducido. Igual que los derechos de emisión de CO2, fantasía impositiva derivada del delirio 2030 de la UE. En una situación de emergencia no caben ensoñaciones futuristas. Solo cabe la realidad de un diésel tan fuera de control que los agricultores amenazan con dejar de producir y los ganaderos con sacrificar a los animales. Sale más barato quedarse en casa que poner el tractor en marcha. Los transportistas van hoy a la huelga porque no pueden más. Es fácil de entender, pero Sánchez sólo ve peligro en la ultraderecha. Aún no se ha enterado de que derecha-ultra era Fuerza Nueva, tan violenta en sus actos como los fanáticos de Podemos, los golpistas indepes y los filoetarras de Bildu. O sea, sus aliados. Vox es un partido radical que acepta la Constitución y condena la violencia. Es lógico que el PP pacte con Vox en Castilla y León para hacer lo que Sánchez debería en toda España: una rebaja masiva de impuestos a las pymes, autónomos y familias. Y de camino cortarle el grifo de la subvención a los sindicatos. Que esa es otra. ¿Dónde están los líderes de CC OO y UGT? Por lo que se ve, hace falta que el país se hunda para que convoquen una huelga general. Y ni por esas. Me temo.