Vladímir Putin

Las exigencias de Putin

«Ha sido una operación muy meditada. No es, evidentemente, la acción improvisada de un loco o un enfermo»

No es fácil discernir entre la verdad y la mentira en la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania. Desde el primer momento han existido muchos interrogantes que se van despejando. El más importante era conocer los objetivos de Putin. No parará hasta conseguirlos. Nunca hay que menospreciar al enemigo y el presidente ruso es un personaje muy peligroso. Es un déspota, la oposición es irrelevante y los medios de comunicación están sometidos al Kremlin. No he compartido la esperanza de un golpe palaciego o una rebelión de los oligarcas. Ha sido una operación muy meditada y no es, evidentemente, la acción improvisada de un loco o un enfermo. Biden ha dado un salto en su fervor propagandístico y le ha llamado criminal de guerra. Me recuerda lo que hacían los comunistas contra Estados Unidos durante la Guerra Fría. Fue lo habitual, por ejemplo, en la Guerra de Vietnam.

Los crímenes que se cometieron desde el final de la Segunda Guerra Mundial, me podría remontar más atrás y empezar en Atapuerca, son solo recuerdos históricos. En unos pocos casos tuvieron consecuencias, mientras que en la mayoría han quedado en el olvido y circunscritos a la labor de los historiadores. Al final, son solo palabras que se las lleva el viento, aunque complican los procesos negociadores. Lo único importante es saber quién ganará la guerra, parece que será Rusia, y cómo quedará Ucrania. El resto es propaganda o voluntarismo. Zelenski ya ha descubierto, por si tenía alguna duda, de que Estados Unidos, la UE y la OTAN no le ayudarán más que con buenas palabras; algunas sanciones, que con el tiempo se levantarán; y la entrega de armamento de diversa calidad. Nada más. Ni siquiera se ha producido una llamada a consulta de los embajadores. Es bueno tener muy presente que las consecuencias económicas de la guerra no solo afectan a los dos países contendientes, sino que se extienden, como era evidente, al conjunto de Europa. Era muy ingenuo pensar que no tendríamos que asumir un coste billonario y una nueva crisis que dependerá del tiempo que dure el conflicto. Al final, todo se dirime en saber si Ucrania aceptará o no los 15 puntos que ha exigido Putin.