Opinión

Sindicatos clasistas

Nos encontramos en medio de una conflictividad social que nos remite a la producida con ocasión de la crisis económica y financiera global, que colapsó en 2008, aunque en España el Gobierno socialista del momento no la reconoció oficialmente y de forma dramática hasta el 12 de mayo de 2010. Ese día el presidente Rodríguez Zapatero compareció en el Congreso para anunciar un duro paquete de medidas de recortes en todos los ámbitos del Estado de bienestar, que llevarían al PSOE a perder las elecciones generales de 2011, ganadas por mayoría absoluta por el candidato del PP Mariano Rajoy.

Las movilizaciones tuvieron su momento álgido el 15 de mayo de 2011 en la Puerta del Sol de Madrid, naciendo el movimiento social 15-M, antecedente de Podemos como fuerza política liderada por Pablo Iglesias. El retraso en adoptar medidas para hacer frente a la crisis, obligó a aplicarlas incluso con mayor crudeza por el Gobierno del PP, enfrentándose a movilizaciones continuas en todo el territorio nacional, convocadas por los sindicatos UGT y CCOO. Las duras decisiones aprobadas tuvieron como consecuencia que en 2014 se considerara que nuestro país había salido del túnel de la amenaza del rescate, y liderara la recuperación económica en la UE.

Por contraste, en la actualidad llama la atención que los sindicatos no den señales de vida hasta mañana, sumándose a otros colectivos convocantes para presionar al Consejo Europeo que se reunirá a continuación para acordar medidas que limiten el impacto de la guerra, en especial sobre los precios de la energía. Como vemos, la consigna del momento es derivar a Putin todas las responsabilidades por nuestros problemas, convertido en el chivo expiatorio de todos nuestros males. Sin ánimo de exonerar al líder del Kremlin de su directa y máxima responsabilidad en la génesis de la tragedia bélica en Ucrania, conviene no olvidar que en el conjunto de la OCDE España ya aparecía en el liderazgo negativo del impacto sobre la economía provocado por la pandemia, sin que los indicadores sanitarios reflejaran una mejor prevención ante ella. La inflación, el déficit y la deuda pública no han surgido por la guerra, sino que existían con anterioridad, y sin que Rusia tuviera responsabilidad alguna en ello.

Los sindicatos se manifiestan contra Putin y la guerra y para presionar a la UE, no contra Sánchez y su Gobierno que, al parecer, no tienen responsabilidad alguna en lo que nos sucede. Aunque mejor esto que lo que hicieron en diciembre pasado manifestándose en Cataluña contra la sentencia que obliga a impartir un 25% de las clases en castellano. Son sindicatos «de clase».